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Columna invitada

Una lección

México es un pueblo mayoritariamente católico. Insertar la polarización dentro del pueblo es hacerle el juego al diablo: el príncipe de la división y del odio.

21 diciembre, 2022
Una lección
Jaime Septién
POR:
Autor

Periodista y director del periódico católico El Observador de la actualidad. 

El presidente López Obrador suele citar al papa Francisco y, en su peculiar método, decirnos que el pontífice argentino sí es un verdadero católico, que está del lado del pueblo y que comparte su amor por los pobres. Las tres cuestiones son ciertas con respecto al Papa, pero no lo son con respecto a la instrumentalización de Francisco que hace López Obrador. En resumidas cuentas, lo usa políticamente.

En la más reciente entrevista del Papa con la revista jesuita estadounidense “America” da una lección a quienes dicen seguirlo; “la polarización no es católica” Y agrega: “Un católico no puede pensar aut-aut [o-o] y reducirlo todo a polarización. La esencia de lo católico es et-et [y-y]”.

El Pontífice argentino explica que lo católico une lo bueno y lo no tan bueno. El pueblo de Dios es uno solo. “Cuando hay polarización entra una mentalidad divisoria, que privilegia unos y deja de lado a otros. Lo católico siempre es armónico de las diferencias… Cuanta más polarización, se pierde el espíritu de lo católico y se cae en espíritus sectarios. Esto no es mío, pero lo repito: lo católico no es aut-aut, sino que es et-et, sumar las diferencias”. 

México es un pueblo mayoritariamente católico. Insertar la polarización dentro del pueblo es hacerle el juego al diablo: el príncipe de la división y del odio. Y quien acusa en nombre del Papa Francisco, lo utiliza de manera inmisericorde.

Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.

 


Autor

Periodista y director del periódico católico El Observador de la actualidad.