El teólogo español José María Castillo (1929) tiene publicada una vasta obra. Su manera de abordar los distintos temas teológicos en los que trabaja siempre me ha llamado la atención no sólo por lo original de sus propuestas sino también por la forma de decirlo. Los problemas más complejos los trata de una manera que están al alcance de todos sus lectores.
En 1956 ingresó a la Compañía de Jesús, ya era sacerdote, y en 1964 en la Universidad Gregoriana defiende su tesis doctoral: La afectividad en los Ejercicios según Francisco Suárez. A partir de entonces se incorpora como profesor primero en Córdova y desde 1968 como titular de la cátedra de Teología Dogmática en la Facultad de Teología en Granada.
Un sector muy conservador del episcopado español en 1988 logra que se le destituya como profesor de teología en Granada. A partir de esa fecha es invitado por la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañás”, que los jesuitas tienen en San Salvador, a impartir cursos de teología. Fue uno de los profesores que sustituyó a los jesuitas asesinados por el Ejército en 1989.
En 2007 por decisión propia abandona la Compañía de Jesús, después, dijo, de más de 25 años de luchar contra la censura eclesiástica. Nunca ha dejado de impartir cursos de teología, dar conferencias, participar en seminarios y congresos en países de América Latina y Europa. También ha seguido publicando sus obras teológicas. Son ya más de 50 libros. En 2011 fue investido como doctor honoris causa por la Universidad de Granada.
De Castillo hay un libro que me ha inspirado de manera particular que es La ética de Cristo (Desclee de Brouwer, Bilbao, 2008). A continuación, comparto la lectura que he hecho de ese texto.
Castillo nos propone como cristianos una manera de seguir a Jesús desde su ética. Es una guía que señala cuál debe ser nuestro comportamiento de todos los días no solo desde el imperativo categórico del deber ser sino, sobre todo, desde las necesidades del otro.
Responder al otro, para que no viva en la injusticia y el sufrimiento, es la norma del accionar de todos los días, de toda nuestra vida. Es hacer realidad la vivencia del amor al prójimo que Jesús expresa de múltiples maneras en el Evangelio.
Twitter: @RubenAguilar
Rubén Aguilar Valenzuela es profesor universitario y analista político.
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