La más efectiva oración

Tenía un aspecto terrible: pelos parados, tatuajes en los brazos y cara de pocos amigos, y lo peor era su actitud: a veces retadora, a veces de desinterés total. Era el peor alumno, pero su maestra veía en él un gran potencial.

Un día abandonó la universidad. Su maestra decidió que ella no lo abandonaría, sino se dedicaría a rezar por él. Así lo hizo, y supo perseverar. Pasados muchos años, él la contactó. La sorprendió que la recordara y aceptó verlo. No lo reconoció: venía bien peinado y usaba alzacuello. ¡Ahora era sacerdote!

Río al verla tan asombrada. Le contó cómo fue su inesperada conversión y añadió, refiriéndose a ella: ‘alguien ha de haber estado orando incesantemente por mí.’ Lo platicó este padre en el programa ‘Regreso a casa’. Y suplicó: ‘¡Por favor: no den por perdido a nadie, por perdido que parezca! Los que parecen más irremediables anhelan lo que sólo Dios puede darles. Ayúdenlos a abrirse a la gracia divina.
Ofrezcan por ellos oraciones y mortificaciones y confíen en que darán fruto.

Si tienes seres queridos alejados de la Iglesia y de Dios, no puedes desentenderte, debes hacer algo por ellos. ¿Qué? Desde luego no discutir, presionar, amenazar, chantajear, criticar, dejarles de hablar o lanzarle ‘miradas que matan’ porque no van a Misa. Sí amarlos, darles testimonio de fe mediante la paz y la alegría que vean en ti, y, lo más importante: orar diario (por ej: el Rosario, la Coronilla de la Divina Misericordia), y ofrecer todos los días pequeños sacrificios por ellos.

El 27 de agosto celebramos a santa Mónica, cuya oración logró la conversión de san Agustín. Pidámosle nos ayude orar como ella por nuestros seres queridos alejados: con tesón y plena confianza en que Dios escuchará nuestra oración.

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