5 cosas que debes saber sobre el Inmaculado Corazón de María
Agosto es el mes que la Iglesia dedica al Inmaculado Corazón de María.
Es escritora católica y creadora del sitio web Ediciones 72, colaboradora de Desde La Fe por más de 25 años.
Agosto es el mes que la Iglesia dedica al Inmaculado Corazón de María. De seguro conoces la imagen que la representa con el Corazón en llamas, coronado de rosas con espinas. También es bueno que conozcas esto:
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¿Qué es el Inmaculado Corazón de María?
1. Su origen es un dogma de fe
No es sólo una advocación de María, surgió a partir de un dogma de fe de la Iglesia Católica, definido por el Papa Pío IX en 1854, que afirma que María fue concebida sin pecado original. Y la Iglesia enseña que María, a quien el Arcángel Gabriel llamó: “llena de gracia” (Lc 1, 28) nunca cometió pecado, de ahí que se considere inmaculado (es decir, sin mancha) su corazón.
Algunos hermanos separados dicen que como san Pablo afirma que “todos pecaron” (Rom 3, 23) María pecó. Pero esa afirmación no incluye a Jesús, que nunca pecó. Y si Él es la excepción, también Su Madre. En Heb 4, 15 dice que Jesús compartió nuestra condición humana en todo excepto en el pecado. Implica que no se encarnó en una pecadora. Es además lógico, que pudiendo crear a Su propia Madre, la hizo perfecta. Y cabe considerar también que Dios Padre no hubiera encomendado a Su Hijo amado a una mujer llena de pecados que lo maltratara y diera mal ejemplo.
También dicen los hermanos separados que María llamó a Jesús su Salvador (ver Lc 1, 47), así que si necesitó ser salvada es porque pecó. No es así. Jesús sí salvó a María del pecado, pero no porque Ella hubiera pecado. La salvó preservándola del pecado cuando fue concebida.
2. Es misericordioso
Aunque María nunca pecó, no mira con desprecio a los pecadores, no es como esos alumnos muy aplicados que se ‘creen mucho’ y ven por encima del hombro a sus compañeritos reprobados. Su Corazón Inmaculado es misericordioso, compasivo; como no tiene pecado está colmado de amor. Nos ama aunque seamos pecadores. La prueba es que al pie de la cruz nos aceptó como Madre, aun viendo lo que hicimos a Jesús. Y desde entonces nos cuida e intercede por nosotros ante Él. Sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidamos y está siempre dispuesta a ayudarnos.
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3. Siente todo intensamente
A nosotros el pecado nos reviste de una coraza de egoísmo e indiferencia a las necesidades de los demás. El Inmaculado Corazón de María, en cambio, es muy sensible, siente todo intensamente. Ello significa por una parte, que podemos lastimarla fácilmente, con nuestros pecados y faltas de caridad, pero también significa que podemos alegrarla inmensamente cuando hacemos aún lo más mínimo por amor a Jesús. Así que procuremos en nuestro día a día, no entristecerla nunca, sino llenarla de alegría.
4. Nos hace una promesa extraordinaria
Nuestra Señora de Fátima pidió, para desagraviar su Inmaculado Corazón por las ofensas e ingratitudes que recibe, que el primer sábado del mes, durante 5 meses seguidos, nos confesemos, comulguemos, recemos el Rosario y la acompañemos 15 minutos meditando los Misterios del Rosario. A quien haga esto le prometió poner a su disposición, a la hora de su muerte, las gracias necesarias para su salvación.
¿Por qué 5 sábados? Jesús explicó a sor Lucía, vidente de Fátima, que era en reparación de estas 5 ofensas contra Su Madre:
- No creer que fue concebida sin pecado.
- No creer que es siempre Virgen.
- No creer que es Madre de Dios y Madre nuestra
- Despreciar y enseñar a los niños a despreciarla y odiarla.
- Insultar y destruir sus imágenes.
Esta devoción se conoce como ‘los 5 primeros sábados’ no es sólo una ayuda para alcanzar la salvación de la mano de María, sino un bello modo de honrar su Inmaculado Corazón.
5. Al final triunfará
En una de las apariciones de Fátima, tras anunciar lo que sucederá al mundo si no se convierte, María aseguró que al final su Inmaculado Corazón triunfará. Como quien dice, nos contó el final de la película, y ¡ganan los buenos! Así que por difícil que sea lo que vivamos, no caigamos en el desánimo ni la desesperanza. Estamos en manos del Señor, que nos dio una Madre poderosa, dispuesta a defendernos del demonio, arroparnos con su manto, y ayudarnos a llegar al Cielo.