El Papa Juan Pablo II pidió que, cada año, en el Segundo Domingo de Pascua, se celebrara la Fiesta de la Divina Misericordia. Esto, atendiendo a una petición que le hizo el mismo Jesús a una religiosa llamada Faustina Kowalska.
Esta fiesta de la Divina Misericordia tiene como objetivo hacer llegar a todas las personas un mensaje de Jesús: Dios es misericordioso y nos ama a todos, y cuanto más grande es el pecador, más grande es Su misericordia.
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