Este niño se ‘robó’ la audiencia general y el cariño del Papa Francisco

Mientras el traductor en alemán leía la Carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas, un niño subió al estrado donde se encontraba sentado el Papa Francisco y, con sus gestos y emoción pura se convirtió, por unos minutos, en el protagonista indiscutible de la Audiencia General de este miércoles.

Vatican News narró lo sucedido, tanto lo que apareció en pantalla como lo que no fue transmitido. El pequeño Pablo, de 10 años y con un retraso cognitivo, ‘escapó’ de su madre y subió las escalinatas hasta llegar al Santo Padre, quien lo recibió con cariño y lo invitó a sentarse a su lado.

El Papa y los traductores intentaron continuar con el protocolo, pero Pablo tenía otros planes. Ya le había echado ojo al solideo e ideaba un plan para hacerse de él.

Primero, se lo pidió a Monseñor Leonardo Sapienza, regente de la Prefectura de la Casa Pontificia, sin resultado.

Entonces, caminó hasta el traductor el portugués, lo tomó de la mano y lo llevó hasta el Papa. Aunque no consiguió el solideo que portaba el Pontífice, le regalaron uno.

¡Y el pequeño sé salió con la suya!
Al final consiguió lo que quería y se quedó con el solideo del #Papa
Ha sido el protagonista de la #Audiencia pic.twitter.com/i8RSRk1TPR

— Eva Fernández (@evaenlaradio) October 20, 2021

Finalmente, la mamá subió por el pequeño invitado del Papa y se lo llevó con ella; pero antes, intercambió con el Papa un lindo gesto de cariño.

El ejemplo de Pablo

Durante su mensaje en la Audiencia, el Papa Francisco centró su discurso en la libertad que nos muestra San Pablo, y aseguró que el pequeño Pablo es ejemplo de ello.

“Estos días estamos hablando de la libertad de la fe, escuchando la Carta a los Gálatas. Pero me acordé de lo que dijo Jesús sobre la espontaneidad y la libertad de los niños, cuando este niño tuvo la libertad de acercarse y moverse como si estuviera en su casa”.

Leer: 3 consejos del Papa para amar a Dios con el corazón de un niño

“Jesús nos dice: ‘También vosotros, si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos’. La valentía de acercarse al Señor, de abrirse al Señor, de no tener miedo del Señor: agradezco a este niño la lección que nos ha dado a todos”.