La primera fotografía de la Virgen de Guadalupe ¡Conoce su historia!
¿Por qué permitió el Arzobispo de México Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos retratarla sin el cristal de protección? Esta es la historia.
La primera fotografía de la Virgen de Guadalupe tiene su historia, y aquí te la contamos.
Después de los Acontecimientos Guadalupanos de diciembre de 1531, la devoción a la Virgen de Guadalupe se extendió por todo el país a pesar de que no existían copias de su imagen.
Por esta razón fue el relato del Nican Mopohua transmitido de manera oral, y no su imagen, el factor decisivo de la devoción a la Virgen de Guadalupe.
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En aquellos años la difusión de la imagen de la Virgen de Guadalupe en las apartadas comunidades indígenas, sólo se podía hacer a través de algún dibujo o pintura.
Por ello, la primera reproducción de la imagen de la Virgen de Guadalupe no fue propiamente una fotografía, sino un grabado, y data de entre 1615 y 1620.
Fue una obra del artista belga Samuel Stradanus, hecha a petición del arzobispo Juan de la Serna.
Artistas que pintaron a la Virgen de Guadalupe
Ciertamente algunos pintores realizaron copias maravillosas que se destinaron sobre todo a las iglesias y conventos de las principales ciudades; algunos de ellos fueron muy destacados.
Hay registros de copias destinadas al Estado de México, a San Cristóbal de las Casas y a una parroquia de Guatemala. Esta última se fechó entre 1540 y 1542.
Entre los pintores que hicieron copias de calidad de la Virgen de Guadalupe están Baltazar de Echave; en Ozumba, Estado de México, hay un mural de las apariciones fechado en 1613.
También destacaron José de Alcibar, Francisco Morlete, Juan Correa –quien fue el que más copias hizo– y Miguel Cabrera.
La primera fotografía de la Virgen de Guadalupe
La fotografía se conoció en México en diciembre de 1839, de modo que antes de esta fecha, fueron los artistas plásticos los que ayudaron a difundir el milagro del Tepeyac.
La primera fotografía de la Virgen de Guadalupe fue tomada por Manuel Buen Abad, de acuerdo con las instrucciones del Arzobispo Pelagio Antonio de Labastida, quien autorizó que se retratara el lienzo sin el cristal.
El objetivo era que con la venta de estas fotografías se obtuvieran recursos para la coronación de la Virgen de Guadalupe, decretada por León XIII para 1895, así como para acondicionar la Colegiata.
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La foto se hizo tarjeta postal, y se conoce gracias a que fue pegada en la primera página de un libro titulado: “Historia de la aparición de la Santísima Virgen de Guadalupe en México”, escrito por el jesuita Esteban Anticoli, publicado en 1897.
A partir de esta fecha, más personas pudieron conocer la imagen de la Virgen de Guadalupe, aunque la veneraban desde años atrás gracias a las informaciones de los misioneros y viajeros.