¿Cuánto más tendrán que aguantar los maestros?”

Ahora resulta que su hija no hace la tarea y su “mami” no tuvo otro remedio que ir a golpear a la maestra, acusarla de bullying e insultarla… y además, por si fuera poco, esto sucedió con “bebés de pañales” de más de 15 AÑOS este martes 15 de noviembre en el Plantel 1 ‘El Rosario’ del Colegio de Bachilleres (Colbach), en la alcaldía Azcapotzalco de la Ciudad de México y la escena fue grabada por los alumnos, quienes se quedaron atónitos ante la escena.

Y de verdad ya, ¿cuándo entenderemos que todo comienza en casa? Sabemos que existen muchas influencias para el acoso escolar, violencia y prepotencia, pero el más claro ejemplo son los padres, pues su conducta pesa más que un millón de influencias negativas y este caso, además de avergonzar a la alumna y sentirse profundamente humillada por la actitud de su madre, la marcará para siempre de forma lamentable.

¿Y que sucedió? Pues la señora en cuestión, se enojó porque la maestra se negó a recibir las tareas extemporáneas de su alumna, motivo por el cual reprobaría una materia y esto fue para ella razón suficiente para insultar, golpear y amenazar a la docente y hasta dijo de groserías a los compañeros de su hija, al darse cuenta que la grababan.

¿Y los argumentos? Ah, pues las típicas frases de prepotencia:

“¡Mi hija no está sola, hija de tu pin… ma..! ¡Te advierto, no te vuelvas a meter con mi hija, te las vas a ver conmigo, ya estuvo suave, pin.. estúp..!”, mientras la maestra SIN PODER DEFENDERSE le pide que se calme.

En un escrito anterior, comenté que “de broma” digo que es más difícil ser maestro en nuestros días que domador de leones, más con estos casos, mi broma parece más una triste realidad.

Mucho se habla sobre redignificar al maestros, de darle su lugar y envergadura, sin embargo, lo primero por hacer es reformar la ley educativa en donde todo recae en la responsabilidad del docente al ser el tutor legal durante las horas que se pasan los menores en las escuelas. Comprendo que esto era aplicable y obvia cuando los hijos respetaban la autoridad y, al menos en mi generación, jamás nos hubiéramos atrevido a contestar y menor insultar y gritar… y ese mito de que “nos golpeaban” al menos en mi caso y de la mayoría de la gente de mi edad que conozco, jamás sucedió; más ahora con la prepotencia de los alumnos, y ahora de los padres, es imposible infundir disciplina en el entendido de que “el malo es el maestro y todo es su culpa”.

Simplemente es imposible generar dignidad desde un lugar de sentenciado a culpable de que vuele la mosca, de que un joven de 13 años se disloque el hombro al jugar vencidas con un compañero, de que alguien pierda su mochila y lo acusen de cómplice de robo o de que se raspen las rodillas al tropezar y digan que no están al pendiente… pues si las escuelas no son penitenciarias donde se vigila con dron a cada interno, las escuelas son CENTROS EDUCATIVOS donde se va voluntariamente a aprender y con ello se sobrentiende RESPETAR al que te provee de esos sagrados conocimientos.

El artículo 3o constitucional dice: “la educación es laica, gratuita y obligatoria”, y desde ahí yo agregaría “que requiere del respeto mutuo para ser derechohabiente”.

Así de sencillo, sin obligaciones , no hay derechos. Punto final. Y que este respeto se extienda a los padres, siendo condicionados a obedecer una buena conducta para que sus hijos sean recibidos en las escuelas.

Tú, ¿qué piensas? Te leo y escucho. Sumemos juntos por la paz escolar y ya sabes que tengo un curso GRATIS de certificación de acoso escolar con validez oficial en educacionmillennial.com

¡Unámonos! Con cariño, Trixia.

*Los artículos de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.