7 de diciembre: Celebramos a san Ambrosio de Milán
San Ambrosio, Obispo, doctor de la Iglesia y mentor de san Agustín, se opuso al arrianismo y defendió el credo niceno. Conoce su historia.
San Ambrosio es uno de los cuatro Padres de la Iglesia Latina y uno de los 36 doctores de la Iglesia católica. Fue Obispo de Milán y uno de los más importantes teólogos que influyó en la conversión y el Bautismo de san Agustín.
¿Quién fue San Ambrosio y cuál fue su pensamiento filosófico?
San Ambrosio nació en el año 339, en Treveris en Renania Palatinado, Alemania; Fue hijo de un Prefecto del Pretorio quien era gobernador de las provincias de Emilia-Liguria, en la Galia, y fue educado en la fe cristiana por su madre.
A la temprana muerte de su padre, la familia se trasladó a Roma donde Ambrosio recibió una esmerada educación, iniciando una carrera como hombre de Estado gracias a sus habilidades en derecho, literatura y retórica.
Fue nombrado cónsul de Milán a pesar de que aún era catecúmeno, y poco después lo bautizaron. Gracias a su elocuencia muchas personas se convirtieron pues además predicaba con el ejemplo y siempre se preocupó por el bienestar de sus fieles en especial de los pobres.
Él era fiel seguidor del Concilio de Nicea. Como obispo de Milán, se convirtió en uno de los más importantes defensores del credo niceno y un firme opositor del arrianismo (doctrina que sostenía que Jesús era inferior a Dios padres y no de la misma sustancia divina).
La influencia cultural de San Ambrosio en la Europa del siglo IV fue enorme: contribuyó a la difusión de la doctrina nicena, que reconoce la plena divinidad de Cristo, y a solidificarla en el pensamiento cristiana occidental.
Legado
En su tiempo, fue la voz de más peso en Occidente y entre sus obras destaca el que se reconociera el poder de la Iglesia, excluyó a los paganos de la vida política romana; por ejemplo, impidió que Justina, la emperatriz regente, diera iglesias a los arrianos y a Valentiniano II volver a colocar un altar pagano en el recinto del Senado.
Entre sus obras literarias destacan: El misterio de la Encarnación del Señor, Explicación del Símbolo Los Sacramentos y los misterios, De los deberes, La Penitencia, y Sobre las vírgenes y las viudas.
San Ambrosio también introdujo en las iglesias latinas la costumbre griega de cantar himnos poéticos que eran resúmenes de dogmas y oraciones que hoy se conocen como cantos ambrosianos, y a la fecha se entonan dos composiciones suyas: Deus creator omnium y Aeterna rerum conditor.
Influencia en San Agustín
En sus Confesiones, San Agustín de Hipona elogió cómo san Ambrosio iluminaba a las personas que llegaban a escucharlo. En el Libro 5, escribió respecto al Doctor de la Iglesia:
“A Milán llegué, a Ambrosio, el obispo… cuyo elocuente discurso distribuyó entonces abundantemente a tu pueblo la harina de tu trigo, la alegría de tu aceite y la sobria embriaguez de tu vino. A él fui guiado por ti sin saberlo, para que él pudiera ser guiado conscientemente hacia ti. Ese hombre de Dios me recibió como un padre y me mostró una bondad episcopal a mi llegada. Desde entonces comencé a amarlo… Y lo escuchaba con diligencia predicar al pueblo, no con la intención que debería, sino, por así decirlo, probando su elocuencia, si correspondía a su fama, o fluía más o menos de lo que se decía; y me aferraba atentamente a sus palabras”.
Fallecimiento
San Ambrosio falleció el 4 de abril del 397 en Milán y su cuerpo se encuentra en la basílica fundada por él y que estaba consagrada a los mártires de su ciudad: los hermanos mellizos Gervasio y Protasio; este templo luego recibió su nombre.
Se le representa en el arte sacro como obispo, al lado de una colmena o con un libro, y se le venera en la Iglesia Católica, la Ortodoxa, la luterana y la anglicana; frecuentemente se le menciona como una autoridad en materia eclesial.
Su fiesta litúrgica es el 7 de diciembre.
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