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COLUMNA

La voz del Obispo

Miércoles de ceniza, ¿cómo puede ser nuestra conversión en pandemia?

Aprovechemos esta pandemia para mostrar con generosidad nuestro amor al prójimo.

14 febrero, 2021
Miércoles de ceniza, ¿cómo puede ser nuestra conversión en pandemia?
Imposición de ceniza. Foto: Miguel Ávila

Participa cada lunes a las 21:00 horas (tiempo del centro de México) en La Voz del Obispo en Facebook Live.  Este lunes 15 de febrero podrás conversar con el autor de este texto, monseñor Héctor Mario Pérez, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de México. 

 

La Cuaresma inicia este próximo miércoles y con ella la renovación de nuestro camino de conversión. La conversión es un cambio de rumbo, un giro en la vida, un paso seguro hacia nuestra plenitud. Pero, ¿hacia dónde hemos de girar o cambiar nuestra vida? Sin dudarlo, hacia Dios y nuestro prójimo. 

La Pascua es nuestra meta y en ella contemplamos a Jesucristo muerto y resucitado dando testimonio de dos cosas: la crueldad del pecado que solo lleva a la violencia, la mentira y la muerte; y la fuerza salvífica del amor del crucificado, fiel al Padre y Misericordioso con los hombres. Este es el núcleo de nuestra fe: la belleza del traspasado; no por lo horrendo de la escena, sino por lo sublime de su amor.  

Por ellonuestra conversión busca rechazar el pecado que esclaviza y destruye, y acercarnos al Amor de Dios. ¿Cómo vivir esta tarea en tiempos de pandemia?  

Lo extraordinario comenzará desde el Miércoles de Ceniza. La imposición no se vivirá en las parroquias de manera comunitaria, sino que se invitará a todos a hacerlo en familia o de manera personal.  

Podrán recoger un paquetito de ceniza desde el domingo anterior o podrán hacer su propia ceniza en su casa. Para su imposición se ofrecerá una guía para hacer la oración personal o en familia, además que podrán seguir las celebraciones ofrecidas por sus parroquias de manera digital. Esperamos que este gesto ayude a tomar una mayor conciencia de las actitudes que se tienen que cambiar para vivir más plenamente el amor de Cristo ya sea en familia o de manera personal 

Con el Miércoles de Ceniza inicia nuestro camino cuaresmal, por ello será importante tener algunos puntos a reflexionar que nos guíen en estos tiempos de pandemia.

Siguiendo la reflexión del Papa Francisco, les propongo tres puntos: 

Nuestra fe

Creer en Dios cuando nuestros seres queridos han fallecido, nuestros negocios han sufrido o nuestro trabajo se ha perdido, es muy difícil. Pero si sabemos vivir con humildad esta situación, podemos crecer en nuestra relación con Dios. La fe en Jesús no significa que “siempre nos irá bien”, pues el mismo Cristo, siendo Dios, sufrió todo tipo de situaciones en su vida, hasta ser crucificado.

La fe en Jesús más que resolvernos la vida, nos permite caminarla acompañados por Él, y motivados por su victoria. Cristo venció el pecado, el odio, la violencia, porque se atrevió a creer en el Amor de su Padre, a pesar de estar colgado en la Cruz. Por eso digamos con fe: “creo Señor, pero aumenta mi fe”. ¿Cómo puede tu fe transformar tu vivencia de esta pandemia? ¿Pudieras cambiar tu actitud y ser más positiva(o), menos quejumbrosa(o)? ¿Orar con más confianza y humildad? 

Nuestra esperanza

La esperanza cristiana no significa solo estar esperando lo que vendrá después de la muerte. La esperanza es una experiencia que se vive desde hoy y llega a su plenitud cuando nos encontramos con Dios. Al contemplar tanto sufrimiento a nuestro alrededor, invoquemos a Dios: “Señor, que tu Amor sea mi esperanza y mi paz”. Dios sabe darnos desde hoy lo que mejor nos preparará para mañana. ¿Cómo podrás reflejar tu esperanza en Dios? ¿Viviendo con mayor confianza tus dificultades? 

Nuestra caridad

Dios es amor, y quien ha recibido la bendición de saberse amado por Él ¡tiene que compartirlo! No es nuestra generosidad, sino la gratitud por tanto amor, la que nos hace voltear a ver al necesitado y querer acercarle una caricia de Dios. La caridad en la Cuaresma es el motivo más profundo de nuestra conversión, pues si después de 40 días no hemos amado mejor, vano ha sido nuestro caminar. ¿A quién te cuesta más amar, escuchar, atender? Busca a Cristo que sufre, y atrévete a tocar sus llagas con tu vida.  

La conversión es encuentro con uno mismo y con Dios, que se traduce en un encuentro más profundo con el prójimo. Aprovechemos esta pandemia para vivir nuestra conversión con generosidad, y agradezcamos a Dios amándonos como Él lo hizo desde la Cruz.  

 

 

 

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