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El regreso a los templos nos exige ser solidarios y cuidar unos de otros

7 julio, 2020
El regreso a los templos nos exige ser solidarios y cuidar unos de otros
La Arquidiócesis de México se prepara para la reapertura de iglesias. Foto Vatican Media
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Sigue la Voz del Obispo en Facebook Live cada lunes a las 21:00 horas. Este lunes, el Obispo Auxiliar Mons. Francisco Daniel Rivera reflexionó sobre la ‘nueva normalidad’.

 

El 26 de junio se dio a conocer que, de acuerdo con las autoridades civiles, la Arquidiócesis Primada de México reabriría al culto sus templos el próximo 13 de julio. Esto significa que en breve podríamos acercarnos nuevamente para celebrar juntos nuestra fe y retomar nuestros procesos ordinarios de vida cristiana.

Sin embargo, dadas las condiciones todavía delicadas que nos impone la pandemia, la “nueva normalidad” de la que se habla comúnmente, exige también un “nuevo orden” en nuestras asambleas litúrgicas. Tendremos que seguir algunos protocolos que nos permitan cuidarnos unos a otros y, en esto, debemos ser muy solidarios.

Por esto mismo, no está de más insistir en la importancia de ser corresponsables en la atención y cuidado de nosotros y de todos aquellos que buscan acercarse de nuevo a la Iglesia.

Oración ante el Santísimo

Oración ante el Santísimo

Entre las normas sugeridas, algunas son ya conocidas, y se refieren directamente al ámbito de la salud. Otras hacen referencia al modo de participar en las celebraciones, de modo que, adecuándonos a las circunstancias, podamos mantener el decoro de la liturgia y vivirla como expresión sincera y profunda de nuestra fe:

  • Las Eucaristías tendrán que ser más breves y con la participación limitada de fieles, sabiendo que las personas que así lo juzguen conveniente, podrán seguir participando a través de los medios de comunicación, pues sigue vigente la dispensa del precepto de la Misa dominical.
  • El saludo de la paz se reducirá a un gesto que indique la Comunión entre nosotros, pero evitando el contacto físico.
  • La recepción del Sacramento de la Eucaristía será en la mano de los fieles.

En más de uno volverán a aparecer algunas preguntas acerca de la recepción del Sacramento de la Eucaristía en la mano: ¿Somos dignos de tocar con nuestras manos la Eucaristía? ¿No es irreverente un acto como éste? ¿Qué dice la Iglesia al respecto? ¿Cómo debemos proceder?

Sugiero al respecto, la lectura de un artículo de José Aldazabal, Recibir la Comunión en la mano, y publicado en el sitio de la Conferencia Episcopal de México. En dicho estudio, se narra algo de la historia de esta práctica pastoral y de su desarrollo a través de los siglos.



La reapertura de las iglesias de la Arquidiócesis se pospone. Foto: Diócesis de Roma

La reapertura de las iglesias de la Arquidiócesis se pospone. Foto: Diócesis de Roma

Me limito ahora a dar simplemente algunas indicaciones que a ti y a mí, cristianos “de a pie”, puedan ayudarnos a entender mejor la indicación y, por supuesto, a recibir el Sacramento con todo respeto y reverencia.

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    1. No hablamos de un tema de fe, sino solamente de una práctica pastoral. Nadie cuestiona la presencia real de Jesucristo en el Sacramento de la Eucaristía. El punto es solamente definir si dicho Sacramento lo recibo en la mano o directamente en la boca.
    2. Respecto a si somos o no dignos de recibir la Eucaristía en la mano. Nadie es digno por sí mismo, de entrar en contacto con el misterio de Dios. Pero desde que el Verbo de Dios asumió nuestra naturaleza humana, Dios mismo se acercó a nosotros y nos hizo dignos de acercarnos a Él. Por eso, la Eucaristía -como todo el plan de salvación realizado por Jesucristo-, es un don gratuito de Dios. La Eucaristía es alimento, pan para ser comido por nosotros, lo cual implica que, depositado en la mano o en la boca, de cualquier manera tendrá que entrar en contacto con nosotros y deberá seguir el proceso que sigue cualquier otro alimento que hayamos ingerido.
    3. El pensamiento actual de la Iglesia es que el Sacramento de la Eucaristía puede ser recibido de las dos formas, manteniendo siempre una actitud de respeto y veneración. Ahora bien, aunque ambas opciones están abiertas, por las condiciones actuales relativas a la pandemia, se pide que en este tiempo recibamos la Comunión en la mano.
    4. Obedeciendo las indicaciones pastorales de nuestra Arquidiócesis, al recibir la Comunión en la mano, no cometemos un acto irreverente pues, con humildad y gratitud, tendemos la mano hacia Dios y recibimos el Sacramento que como regalo nos ofrece y, por las circunstancias sanitarias actuales, haciéndolo de esta manera, realizamos también un verdadero gesto de solidaridad con nuestros hermanos.

Mons. Francisco Daniel Rivera Sánchez es Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México.

 

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