Música contra la violencia

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COLUMNA

Ángelus Dominical

La Voluntad Divina siempre quiere nuestro bien

Aunque que las cosas no suceden como las deseamos, todo resultará mucho mejor de cómo habíamos imaginado.

8 diciembre, 2019
La Voluntad Divina siempre quiere nuestro bien
Angelus Dominical.

FUERA DEL DISCURSO que llevaba escrito, el Papa Francisco dijo a jóvenes japoneses el pasado 25 de noviembre en la Catedral de Tokio: “Cuando ustedes sientan y vean que alguno tiene necesidad de agredir, de herir, de acosar a otro, de lastimar a otro, de hacer el ‘bullying’, ése es un débil que necesita hacerse el ‘grandecito’, el ‘fuerte’ para sentirse persona”…

ME DETENGO UN POCO y veo a mi alrededor: en efecto, abundan los momentos en que subrayamos la carencia, el error o el descuido de otros, y soltamos el juicio, la condena, la ofensa con mucha rapidez, con ironía pestilente, con desprecio hiriente; ¡se nos olvida adelantar una palabra de gratitud, un pequeño gesto de aceptación, una actitud más tolerante, una valoración sincera!…

DETENTE UN POCO y mira a tu alrededor: ¿verdad que hay muchos que se equivocan, otros tantos que meten la pata, unos más que son anticuados y aquellos de plano no saben en dónde tienen la cabeza?; ten mucho, pero muuuucho cuidado antes de ti mismo que de los demás, porque siempre será más lamentable que tú mismo te engañes, pues si esto sucede con facilidad, lo más probable es que tengas alma de dictador, corazón de patán, boca de autoritario, estómago de hiena, manos de verdugo y pies embotados (-¿embotados?, o sea ¿con botas?, -¡no!, ¡pies sin sentido, sin rumbo, sin eficacia!)…

MÁS ADELANTE el Papa dio un consejo para que los jóvenes no se queden sólo en lo práctico y puedan llegar a la valoración de uno mismo y de los demás: “Gracias a Dios no existen los ‘selfis’ del alma; para ser felices necesitamos pedir ayuda a los demás: ¡que la foto la saque otro!, es decir, salir de nosotros mismos para ir al encuentro del otro, especialmente del más necesitado”; tal consejo también vale para cada uno de nosotros: aprendiendo a pedir, valoramos la presencia de los demás…

Y NO ESPERES a que alguien te pida y pretextes que quieres respetar su necesidad, que no debes andar de “ofrecido”, que aquel aprenda a rascarse con sus propias uñas, pues es probable que el otro tenga miedo o pena; más bien ofrece cuando puedas, lo que de verdad puedas, y con toda recta intención…

EL 12 DE DICIEMBRE -en cuatro días más- tendremos una Luna Esplendorosa: será la última luna llena del año, será para concluir sabrosamente las fiestas guadalupanas, será como la luna que acompañó a tantos viajeros a su destino, como la que se refleja en un blanco vaso de leche, redonda como el vientre a punto de dar a luz, como aureola que busca adornar a un nuevo santo, como apetitosa “O” de queso fresco, como círculo de buenas y blancas intenciones: ¡no me la perderé y al verla diré un avemaría con el corazón lleno de Santa María de Guadalupe y pensando en todos los lectores de esta columna!…

EJEM, EJEM (CON TALES palabras quiero disfrazar que me hice rosca y tuve que interrumpir, pero ya continúo); en efecto: con todo gusto estuve compartiendo la Santa Misa y su respectivo “adendum” con un venerable presbítero que así como el rey persa del Antiguo Testamento y que se llamaba Darío, también este noble personaje tiene la costumbre de lanzar al foso de los leones a todo Daniel que se le cruce por el camino, pero termina por dejar en paz al elegido del Señor…

Y AUNQUE PAREZCA que las cosas no suceden como las deseamos y las pedimos, ten el convencimiento que todo resultará mucho mejor de cómo habíamos imaginado; esta idea ya la había comentado hace tiempo y la seguiré diciendo por los años de los años que Dios me tenga en este mundo, porque luego de estar aquí, hemos de esperar -¡por la infinita misericordia de Dios!- la plenitud de su presencia en la eternidad del cielo…

TANTO AL VENERABLE presbítero del que estoy hablando como al resto del Pueblo de Dios, y a todo hombre o mujer de buena voluntad, he de decirles que la Voluntad Divina (¡qué bonitas mayúsculas iniciales!) siempre quiere nuestro bien, sólo nuestro bien y nada más que nuestro bien; de modo que quienes se esmeran en ser anunciadores de desgracias, o se empeñan en pintar de negro la oscuridad, o simplemente no les calienta ni el sol, segurito es porque ya están viviendo -por horripilante gusto- su propio infierno (por cierto, al padrecito en cuestión parece que no acaba de ensayar el paraíso)…

A AQUEL BORRACHITO ranchero y medio sordo le apodaban el “Destilado”, y la razón no estaba en que prefiriera tequila, charanda o mezcal por encima del colonche, el pulque o el pozol, pues a todas le entraba con igual enjundia (hay que aclarar que las primeras tres son bebidas destiladas a partir del agave y la caña, las segundas son fermentadas a partir de la tuna, el aguamiel y el maíz); se acercó, pues, aquel curioso a su lado izquierdo con gana de hacer plática, pero el aludido rápido dijo: “Si quiere decirme algo, dígame ‘de-esti-lado’ -y le indicó su lado derecho- porque ‘de-esti-otro’ no oigo nada”…

DEL LADO QUE TÚ ME LEAS o me oigas, ten en cuenta que ya estamos preparando el “Encuentro Navideño” de los lectores de este semanario: será el viernes 20 de diciembre en la parroquia de San Miguel, Centro Histórico, saliendo del metro Pino Suárez; y será de las 19 a las 21 hrs, para que tomes tus debidas providencias; será una oportunidad para prepararnos a celebrar el nacimiento de nuestro Salvador…