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COLUMNA

Historias ciudadanas

Paz y comunidades de fe

La paz país no es tarea de un solo actor. Requiere esfuerzos coordinados entre instituciones, sociedad civil y comunidades de fe.

30 mayo, 2025
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Coordinador del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5 CDMX). 

Comunidad, voluntad compartida y compromiso moral son esenciales en la construcción de la paz, desafío del cual la Iglesia Católica ha sido central con una postura clara y proactiva: acompañar al país en la búsqueda de reconciliación desde todos los frentes posibles.

La experiencia demuestra que la violencia no se erradica solo con presencia armada; también se combate desde la raíz, al reconstruir el tejido social, restaurar la confianza y al promover la reconciliación.

Durante los últimos años, el Episcopado Mexicano ha manifestado de forma constante su preocupación por la violencia y ha expresado un compromiso firme con las víctimas y con la construcción de la paz. En 2018, a través de la Conferencia del Episcopado Mexicano, se dio a conocer el Plan de la Iglesia Católica para la Construcción de la Paz, cuyo objetivo central es recuperar el sentido comunitario y fomentar la participación de toda persona en las causas sociales.

En la convocatoria permanente de la Arquidiócesis de México a la unidad nacional para trabajar por la paz una idea resulta central: cada pérdida humana es una profunda herida al corazón de la sociedad.
Bajo esa lógica miles de personas han sido acompañadas por la Iglesia en manifestaciones cívicas, desde Chiapas a Guerrero, de Sinaloa a Morelos. En esta última entidad ha sido la expresión más reciente, con un llamado del Obispo Ramón Castro Castro a buscar la paz y un reconocimiento los avances locales y federales.

La colaboración entre Iglesia y autoridades también se ha reflejado en programas como “Sí al Desarme, Sí a la Paz”, donde parroquias han funcionado como espacios seguros para la entrega voluntaria de armas. Esta iniciativa conjunta con gobiernos locales confirma que la paz también nace en lo cotidiano y en lo comunitario.

El modelo de seguridad delineado por la Presidenta Claudia Sheinbaum revela resultados en delitos como el homicidio doloso, con una disminución de 11.3 por ciento a nivel nacional en el primer cuatrimestre del año en comparación con el mismo periodo del 2024. En Morelos y Ciudad de México, donde las gobernantes Margarita Saldaña y Clara Brugada acompañan la estrategia federal, la reducción es de 36.7 y 4.7 por ciento respectivamente.

Aunque hechos trágicos como la muerte de ocho militares en Michoacán, víctimas de una mina artesanal presuntamente colocada por grupos de la delincuencia organizada muestran los pendientes.

La paz país no es tarea de un solo actor. Requiere esfuerzos coordinados entre instituciones, sociedad civil y comunidades de fe.

Más artículos del autor: Buzones de paz por los desaparecidos

*Los artículos de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.


Autor

Coordinador del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5 CDMX).