Ángelus dominical: Que el camino a Navidad no se vuelva vanidad
Tenemos 26 días para ejercer -con ahínco y denuedo- las obras de misericordia,
DESDE HOY Y HASTA la “Nochebuena” nos quedan 26 días, poco menos de un ciclo lunar, al que -popularmente- se le considera una duración de 28 días, cuando en realidad es de 29 días y medio (en términos generales, pues para ser precisos hay que añadirle 44 minutos y 2.8 segundos)…
EN 26 DÍAS SUCEDERÁN hechos muy especiales e importantes, y no te diré cuáles sencillamente porque están por acontecer y -precisamente por eso- aún no son “hechos”; además, te invito a que descubras que lo especial e importante de lo que suceda en ámbito urbano, nacional o mundial, lo será en la medida en que aproveches y te beneficies de tales acontecimientos -ya en lo personal, familiar o social-, o en la medida en que te afecten…
Y MÁS DE CERCA, busca que lo especial e importante de los hechos, radique en lo que tú mismo vas proyectando y construyendo, en lo que tienes por decidir y elegir y que está al alcance de tu mano, que ahí es donde tooooda la historia mundial, se hace historia personal…
HAY UNA TENSIÓN natural entre lo que sucede “afuera” y lo que sucede “dentro” de cada uno de nosotros, y estaría tan mal que cerráramos los ojos al acontecer “externo” y nos encerráramos en nuestro propio y pequeñito mundo, como que nos quedáramos abiertos sólo a que sucede “fuera” como si de ahí dependiera nuestra vida y felicidad…
Y PARA DECIRLO en términos y situación de pandemia, tan mal quedaríamos si sólo le echamos culpa a gobiernos o supuestas mafias truculentas que quieren acabar con la humanidad, como si nos apanicamos y nos cancelamos de todo trato familiar y social, llenando de gel antibacterial hasta la sopa y la almohada, viéndole cara de coronavirus al mismo foco que encendemos en el buró junto a la cama…
TENDRÉ 26 DÍAS de Adviento y aunque no tengo la costumbre de encender las cuatro velas de la corona, tampoco se me olvida ponerme en sintonía con los diversos personajes que esperaron -con alegría e incertidumbre- la llegada del Salvador del Mundo (hay que decir que quien use indebidamente y sin sentido la corona de Adviento seguramente hasta le pondrá cubrebocas al centro para evitar que le llegue el virus)…
A TODO PROPÓSITO puse juntas las palabras “alegría e incertidumbre”, dos situaciones que parecen opuestas pero que reflejan la precariedad y las bellas posibilidades de nuestra humanidad, tal como decía aquel poeta, que somos como “oruga enamorada de una chispa, o águila seducida por un astro”…
JESÚS NOS ADVIRTIÓ que siempre estuviéramos en vela y en oración: si bien estamos ciertos de la salvación de Dios, nos queda la incógnita de cuándo y cómo se hace cercana y presente la mano amorosa de quien nos cuida “como un pastor a su rebaño” (Is 40,11), así que ni a bajar la guardia en cuestión de prevención y prudencia, ni a llenarnos de angustia y desesperación pensando que ya nada tiene solución…
TÚ TAMBIÉN TENDRÁS 26 días para ejercer -con ahínco y denuedo- las obras de misericordia, tal como le pediremos a Dios en la oración colecta de la Santa Misa, que -finalmente- ese es el mejor modo de vivir este tiempo litúrgico: “concédenos salir acompañados de buenas obras al encuentro de Cristo que viene”…
HACE UN PAR DE MESES pregunté a los feligreses que si celebraríamos a nuestro santo patrono, y rápido vino una negativa: “No, padre, porque están prohibidas las fiestas”; por supuesto que en la cabeza de tal persona estaba el escenario ordinario e imaginaba la fiesta con feria y cohetes, con mucha gente y puestos de comida variopinta, con mañanitas y danzantes, con adornos y papel de china picado; pero todo eso no hace la verdadera celebración…
PASARON LOS DÍAS y la celebración de San Simón el Cananeo (apóstol de Jesucristo) se vivió sin escarapelas ni colguijes, sin comilonas ni tamborazos, más bien subrayando que la esencia de toda auténtica fiesta es el “encuentro agradecido”, ya sea entre nosotros como amigos y familiares, o con Dios, fuente de todo bien…
Y EN ESE TONO QUIERO invitarte para que celebres el Adviento, las Posadas, la Navidad, el Año Nuevo, y el resto de acontecimientos que se te crucen estos días, pues cuando agradecemos ya estamos reconociendo el bien recibido, y cuando nos encontramos el gozo se hace mayor y mejor; ten en cuenta que para nada sirve y a nadie le ayuda una Navidad que se quede en vaNidad (¡exacto!, viste bien la diferencia)…
TE DARÉ UNA RECETA que siempre sale buena, buena y buena: dos litros de leche (en polvo es mejor), una caja de chocolate de mesa en barra, un kilo de azúcar, otro de arroz o lentejas, latas de atún a tu gusto, un litro de aceite, tres barras de jabón de tocador, pasta de dientes, un paquete de galletas de tu preferencia; con todo eso (o con otros productos no perecederos) puedes conformar una despensa, poner el equivalente en pesos mexicanos, y depositarlo en la cuenta 6042969, con CLABE interbancaria: 002790055660429698 que corresponde al Seminario de la Diócesis de Tabasco, que es uno de los tantos lugares que necesitan tu apoyo generoso ante las recientes inundaciones; con esa receta vivirás una sabrosa Navidad, pues habrás compartido algo de lo que Dios te ha dado…
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