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COLUMNA

Ángelus Dominical

Ángelus dominical: El secreto de un buen cultivo

Estamos invitados a seguir cultivando y construyendo un México Mejor y no a quedarnos estancados en la indiferencia.

3 julio, 2022
Ángelus dominical: El secreto de un buen cultivo
P. Eduardo Lozano en Ángelus Dominical

CULTIVO UNA ROSA BLANCA –escribía el poeta José Martí- y descartaba cultivar cardos y ortigas, y hasta donde yo sé e imagino, no hay quien cultive cizañas y abrojos o cualquier otra yerba inútil o perjudicial: se cultiva lo aprovechable, lo nutritivo, lo agradable, lo medicinal, lo decorativo…

LO QUE LLAMAMOS maleza surge espontáneamente, con facilidad y por doquier, no necesita gran humedad y se aferra a propagarse como si supiera que el fin del mundo ya está cerca, o –más bien- como queriendo provocar el fin del mundo que le rodea sin darse cuenta que su propia existencia depende de su entorno…

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INICIO EL TERCER párrafo y ya caigo en la tentación de aplicar lo recién dicho a la humanidad entera que comienza en mi propia persona: nosotros mismos somos como mala yerba que ha invadido destruyendo, que ha crecido sin orden, que no aporta beneficio alguno, que no produce sino espinas y espinas y espinas…

HAY QUE DEJAR ATRÁS el pesimismo constante al que tendemos una y otra vez, pues nos lleva a ver puros prietitos y nada de arroz, a echarle la culpa a quien se deje, a no aprovechar oportunidades, a magnificar los males pequeños y a hacer insoportables los más grandes, a multiplicar dudas ociosas, a sospechar hasta de la propia sombra, a empañar las bondades ajenas, a menospreciar todo esfuerzo, y hasta nos lleva a amargar lo más bello y dulce de la existencia; de todo pesimista ¡líbranos, Señor!…

EL CAMPESINO SABE que una y otra vez debe deshierbar su parcela para que su cultivo crezca y se desarrolle debidamente, porque la mala yerba nace de un rato a otro, crece con prisa y parece tan aferrada a invadir y destruir que por eso mismo se dice maleza, claro está…

CULTO, CULTURA Y CULTIVO son palabras emparentadas a más no poder, y en su origen dan la idea del trabajo de la tierra, del cuidado que pone el labrador para obtener los diversos y exquisitos frutos: preparar la tierra removiéndola y ventilándola, retirar pedruscos y deshacer terrones, eliminar parásitos y abonarla, poner la semilla o plantar el árbol, procurar el riego suficiente y oportuno, acaso podar o colocar guías y/ soportes, y esperar a que la planta dé su flor y su fruto…

SECRETO DE UN BUEN cultivo, de una buena cultura, o de un acto de culto debido, sin duda es la perseverancia y el trabajo constante unidos a una experiencia y conocimiento creciente; ¿quién logrará un bien auténtico y apetecible (ojalá también durable) de la noche a la mañana?, ¿en dónde se logra el éxito con nada más que desearlo intensamente?, ¿acaso alguien siembra monedas para cosechar melones?, ¿será que con solo pedirle a Dios mi canasta quedará llena de frutas y verduras?…

NO ME CUADRA LLAMAR “cultura” a una serie de pensamientos, palabras o acciones que solo destruyen y ofenden, no me cabe tomar por “cultura” la destrucción, contaminación o alteración de cualquier bien, no considero “cultura” lo que se ha logrado a base de trifulcas o con una actitud contestataria y subversiva, no veo por dónde pueda calificarse de “cultura” lo grotesco, estrambótico o vil, sin sentido ni finalidad honesta…

SI JUSTIFICO MI FLOJERA, mi ignorancia o mi mala memoria diciendo que “de todos modos me entendiste” cuando te pedí que me pasaras “la cosa esa del aparato ese que dejé el otro día arriba del mueble que está hasta allá”, más bien me estoy conformando con una incultura que desboca en el sin sentido y pretende un resultado deseado pero sin poner esfuerzo y atención…

BIEN ENTIENDO QUE hemos utilizado expresiones como “cultura de la muerte” o la “cultura del descarte” para hablar de pensamientos y conductas que no ayudan ni abonan a la vida y la recta civilidad, cuando en realidad nos referimos a una incultura, confusión o maleza, es decir, a lo que crece invasiva y perjudicialmente…

TAREAS Y ESFUERZOS de la Cultura de la Vida (a propósito las dos mayúsculas) han florecido y fructificado con la decisión jurídica de la derogación del “derecho al aborto” en los Estados Unidos; antes de huir llevándose los cuerpos, el criminal de Cerocahui pidió perdón porque ciertamente alberga en su conciencia semillas de la Cultura de la Vida que prevalecen sobre la maleza invasiva; tú y yo estamos invitados a seguir cultivando y construyendo un México Mejor y no a quedarnos apoltronados en un incultura de la indiferencia, en una incultura inane, nociva y procaz; y termino retomando a Martí y a tantos desaparecidos y descartados: Y para el cruel que me arranca/ el corazón con que vivo/ cardo ni ortiga cultivo: ¡cultivo una rosa blanca!