Se cumplirán 490 años de la consagración de fray Juan de Zumárraga
Fray Juan de Zumárraga fue el primer obispo de México, conoce su historia previo al aniversario de su consagración episcopal.
El 27 de abril de 2023 se cumplirán 490 años de la consagración episcopal de fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México, evento que tuvo lugar en la capilla mayor del convento de San Francisco de Valladolid, de manos del obispo de Segovia don Diego de Rivera, en 1533.
Esta efeméride nos remite al hecho de que, por estas fechas del año 1532, Zumárraga partió de México con destino a España para entrevistarse con la Emperatriz Isabel de Portugal, puesto que su esposo Carlos V se encontraba en Viena para hacer frente a la expansión islámica, y quien le entregó a Zumárraga seis Bulas firmadas por el Papa Clemente VII: en la primera erigía el obispado de México; la segunda lo nombrara el primer obispo de México; la tercera iba dirigida al arzobispo de Sevilla, participándole la erección de la nueva diócesis, cuyo prelado iba a ser sufragáneo suyo, y las otras tres, daban avisos al cabildo eclesiástico de México; a la Ciudad que fue informada el 27 de diciembre, y al clero en general.
Su consagración tuvo lugar en domingo, y quedó registrada en el libro de Actas siendo el documento 24, del Tomo III, de las páginas 59 a 63.
Zumárraga permaneció en España un año que empleó en abogar a favor de los indios con tal éxito que, para el año siguiente, 1534, Carlos V prohibió la esclavitud, y haciendo arreglos para traer la primera imprenta de América.
¿Cómo se convirtió Zumárraga en obispo de México?
El principal historiador de Zumárraga, Joaquín García Icazbalceta, obra publicada en 1881, platica que él era natural de la villa de Durango, en Vizcaya, no lejos de Bilbao. Su partida de bautismo no se encuentra en su parroquia porque no existían los registros en aquel tiempo.
Los investigadores varían en cuento al lugar donde hizo su profesión religiosa, pero es probable que haya sido en el convento de Aranzazu, de la custodia Cantabria.
Como franciscano, era guardián del convento del Abrojo en el año 1527, “a la sazón que fue Carlos V a Valladolid, con motivo de las Cortes generales que había convocado para aquella ciudad, capital entonces del reino. No era desconocido al Emperador el convento, pues en él se había hospedado 10 años antes”, y en donde “tuvo frecuentes ocasiones de admirar la austera vida de aquellos frailes, así como la gravedad, devoción y compostura con que el prelado celebró los divinos oficios.
Al despedirse puso en sus manos una crecida limosna; rehusaba el guardián recibirla; pero obligado por las repetidas instancias del soberano, a quien temió ofender con una negativa absoluta, hubo al fin de aceptar lo que se le ofrecía e inmediatamente lo repartió entre los pobres, acciones que le hicieron ganar el aprecio del Emperador.
¿Fue el obispado de México el primero de América?
A partir del segundo viaje de Colón, que es cuando se empezó a colonizar las islas del Caribe, con certeza se sabe que llegó Fr. Bernardo Boyl (1440/45-1509) de la regla de San Benito, y que pertenecía a las órdenes de los mínimos de Francisco de Paula; él fue designado por la reina Isabel, el 25 de septiembre de 1493, en representación del Papa Alejandro VI, como primer Delegado Pontificio y Superior de la Misión en el Nuevo Mundo. Él celebró la primera misa en América aquel 6 de enero de 1494.
Los Reyes Católicos, desde 1503, a inicio del pontificado de Julio II, suplicaban al Papa que erigiera iglesias y creara obispos “porque había ya mucha población de españoles en 17 villas”, de modo que el Pontífice “erigió una iglesia metropolitana y cabeza de arzobispado, que llamó Hiagutensis; por obispado erigió otra que llamó Vainensis, y otra iglesia catedral que nombró Maguensis.” La Isabela fue sede del primer obispado del continente.
En Yucatán se creó un primer obispado que jamás funcionó, porque los españoles no fundaron allí ninguna ciudad; habían designado como obispo al dominico Julián Garcés, quien solo pudo entrar en funciones años después, en Tlaxcala. Él pudo haber ordenado a Zumárraga, pero la Emperatriz decidió que eso se hiciera en España.
¿Qué problemas tuvo Zumárraga en México?
Zumárraga fue designado por Carlos V como obispo de México y como Protector de Indios el 12 de diciembre de 1527 pero, sin haber sido consagrado, a causa de la interrupción de relaciones con Roma por el Saqueo de la ciudad- se embarcó en Sevilla en agosto de 1528, en la misma nave en la que acudían los Oidores de la Primera Audiencia: Diego Delgadillo, Juan Ortiz de Matienzo, Francisco Maldonado, y Alonso de Parada. El presidente de la Primera Audiencia era Nuño de Guzmán quien, desde que llegó, secuestró indios en Pánuco para venderlos, quemó vivo al cacique de Michoacán, Don Carlos y cometió toda clase de abusos.
Zumárraga llegó el 6 de diciembre de 1528 y no tardó en enemistarse con la Audiencia al grado de que los franciscanos pensaron abandonar Nueva España, pues incluso en pleno Pentecostés, uno de los predicadores, Fray Antonio Ortiz, fue bajado a empujones del púlpito por predicar en contra de los excesos de la Audiencia. A Zumárraga lo humillaban diciendo que solo era un fraile más, pues ni siquiera estaba consagrado. Él trató de escribir a la reina para informarle lo que sucedía, pero, la Audiencia prohibió enviar cartas sin que antes fueran revisadas. Zumárraga estaba incomunicado; en tanto, los integrantes de esta Primera Audiencia lo desacreditaban acusándolo de que intervenía en asuntos de gobierno.
Finalmente, una carta suya pudo burlar las barreras de censura y la Corona designó a una Segunda Audiencia para que investigara. En ella vino el licenciado Vasco de Quiroga. Ellos juzgaron a la Primera Audiencia de 125 cargos y los encontraron culpables.
Zumárraga y la Virgen de Guadalupe
Fueron en esos días de incertidumbre política cuando un indio recién converso, San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, llegó a la casa de Zumárraga con un mensaje de la Virgen que deseaba que se le construyera una casita sagrada, y a pesar de lo enrarecido de la situación en Nueva España, el obispo electo lo atendió y tras una prueba a la que fue sometido que diera certeza a sus palabras, cumplió con lo que la Señora del Cielo, la Virgen de Guadalupe, pedía.
Zumárraga fue regañado por la Segunda Audiencia pues, ciertamente, había inferido en asuntos de gobierno pues también era protector de indios, pero este cargo no fijaba los límites de las acciones que él podría ejercer.
Entregaron a Zumárraga una carta de la Emperatriz que lo reclamaba con urgencia en la Corte. El obispo llegó a pesar que se trataría de un fuerte regaño a causa de la desacreditación que le había hecho la Primera Audiencia, pero, en realidad, era para entregarle las bulas de su confirmación como obispo electo, y eso es lo que ocurrió hace 490 años, y que felizmente, recordamos ahora.
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