Pereza, ¿por qué es uno de los 7 pecados capitales?
Los cristianos debemos seguir el ejemplo de Jesús, quien gran parte de su vida trabajó en el taller de Nazaret.
La pereza, uno de los 7 pecados capitales, es el primer frente de la lucha espiritual de los cristianos, pues ese pecado esconde diversas faltas, y muchas veces es casi imperceptible, aseguró el padre Luis Fernando Valdés, capellán de la Universidad Panamericana.
“Para todos, laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas, de todo el mundo, es el primer frente que tenemos de abordar”.
“Si hay cansancio físico es muy fácil postergar las cosas, y si hay cansancio mental –porque estoy desvelado o estresado– es muy difícil que la mente vea en ese deber que me toca, algo que es bueno en ese momento, y por eso lo postergamos”.
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El padre Valdés sabe de lo que habla, es autor de varios libros y, en los últimos años, ha corrido varios maratones. De acuerdo con el presbítero, perezoso no sólo es aquel que no cumpe sus obligaciones; también hay quienes procrastinan, es decir, que van postergando sus tareas.
“Hay otros que no cumplen con el objetivo central de su trabajo y hacen puras cosas periféricas, es pereza disfrazada”.
“Podemos camuflar la pereza de actividad o de lo que sea. La clave está en que, quien no está cumpliendo lo que le toca hacer en este momento, es un perezoso, aunque haga mil cosas más”.
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Para combatir la pereza, uno de los 7 pecados capitales, es necesario entender que, aunque en el momento no lo parezca, cumplir con nuestras actividades nos traerá siempre un bien mayor.
Pero, sobre todo –agregó– hay que seguir el ejemplo que nos dio Jesús, quien trabajó gran parte de su vida en su taller de Nazaret. “Él nos redimió siendo trabajador”, recordó el presbítero.
¿Cómo vencer la pereza?
Para vencer este pecado y fortalecer la virtud de la diligencia, el padre Luis da estos consejos:
- Imitar a Cristo y santificarnos en nuestro trabajo. Es un gran aliciente para cumplir nuestro deber.
- El amor a Cristo nos lleva a abordar nuestros deberes espirituales y nuestras prácticas de piedad.
- La familia, el amor de los cónyuges, los padres y los hijos son otro motivo para vencer nuestra flojera.