Oración al ‘Cristo del Atentado’, para pedir a Jesús que aumente nuestra fe
El 14 de noviembre se cumplirán 101 años del atentado dinamitero contra la imagen de la Virgen de Guadalupe, que fue protegida por una figura de metal a la que se le llamó ‘El Cristo del Atentado’.
Un fehaciente testimonio del amor de Jesús hacia su Madre, la Virgen María, quedó registrado en 1921 en la Antigua Basílica de Guadalupe, cuando un hombre intentó destruir la sagrada imagen de la ‘Morenita del Tepeyac’ colocando frente a ésta una bomba hecha a base de dinamita: el estruendoso estallido no provocó ningún daño en la imagen, y ni siquiera en el cristal, pues fue asumido por un crucifijo de metal que entonces se hallaba en el altar, mismo que quedó doblado en un arco al momento de la detonación. A la figura se le dio el nombre de ‘El Cristo del Atentado’.
Este 14 de noviembre se cumplirán 101 años del día en que aquel soldado de nombre Luciano Pérez Carpio introdujo a la Antigua Basílica dicho artefacto explosivo, oculto en un ramo de flores, y lo colocó a los pies de la imagen de la Virgen de Guadalupe, en el contexto de un clima político adverso para la Iglesia. El hombre, apodado el ‘Dinamitero’, lejos de cumplir su siniestro propósito, aumentó el fervor guadalupano en toda la nación.
Pidamos a Jesús que, por intercesión de la Virgen de Guadalupe, aumente nuestra fe y nuestra esperanza. Elevemos esta oración que hoy está inscrita junto a la asombrosa evidencia: ‘El Cristo del Atentado’, mismo que el mundo puede ver en la Nueva Basílica de Guadalupe.
La oración al Cristo del atentado
Cruz de Amor
Oh Dios, Padre omnipotente
Que quisiste que Jesús,
En el leño de la Cruz,
Entregara cabalmente
Su cuerpo y sangre doliente,
Como SANTO REDENTOR,
Te pedimos, por favor,
Que este noble crucifijo
Nos alcance de tu Hijo
Las gracias que da su amor.
Porque aún ahí clavado,
Quiso a su Madre liberar
De la saña del maligno,
Dejándonos como testigo
Esta CRUZ DEL ATENTADO
Que con la luz del Espíritu Santo
Acrecienta nuestra fe,
Y alienta nuestra esperanza.
¡Y que el amor Guadalupano reine por siempre en la Patria!
Amén.