¿La teoría del Big Bang contradice la existencia de Dios? ¡Interesante!
Lo primero que debes saber es que la teoría del ‘Big Bang fue desarrollada por un sacerdote y científico.
Según la actual teoría del Big Bang, el universo viene de una explosión que tuvo lugar hace aproximadamente 13.700 millones de años, cuando aún no había estrellas ni galaxias, cuando el universo apenas empezaba a hacerse material. ¿Esta teoría contradice la existencia de Dios?
En primer lugar, debemos señalar que lo del ‘Big Bang’ (de ‘big’, grande, y ‘bang’, onomatopeya de una explosión), es un teoría, una hipótesis, una idea que no ha sido comprobada.
Por cierto, la teoría del Big Bang fue desarrollada por un gran sacerdote católico Georges Lemaître, quien, sin renunciar a su fe en Cristo, habló de esta posibilidad que -aclaró- no encuentra contradicción con la creencia de un Dios creador.
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Pero volviendo al tema, debemos dejar en claro que todavía los científicos siguen sin explicarse a ciencia cierta cómo inició todo.
La existencia de un ser no creado
Sin embargo, sea cual fuera la manera como todo principió, lo que es seguro es que no pudo surgir de la nada, porque de la nada no se crea nada. Así que es indispensable que haya existido un ser no creado, un ser eterno, que tuviera el poder y la sabiduría de crearlo todo. Ese ser es Dios.
Lo que Santo Tomás de Aquino llamaba ‘Primer Motor’ o ‘Motor Inmóvil’, porque, por decirlo en un lenguaje popular, ‘echó a andar’ el universo entero, pero a Él nadie lo ‘echó a andar’, nadie lo creó, porque ha existido desde siempre y no cambia.
Su existencia se deduce porque es imposible que la materia se hubiera creado a sí misma. Su poder se deduce por la dimensión de la creación, que lo mismo incluye a una galaxia o a una supernova, que a un microbio, por no hablar de moléculas y átomos.
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Su sabiduría se deduce porque no lo creó todo en un confuso caos, sino que todo lo creado está en perfecta armonía con cuanto lo rodea y tiene en sí mismo una maravillosa perfección.
Y, cabría añadir, que además de Su poder y sabiduría, también se deducen Su bondad y Su amor, al ver la belleza de lo creado y al saber que, sin merecerlo, nos ha permitido disfrutarlo.