Miércoles de Ceniza: 5 datos para entender esta tradición
Te presentamos 5 datos para conocer a fondo el Miércoles de Ceniza, con el que inicia la Cuaresma.
Este miércoles 14 de febrero de 2024, la Iglesia celebra el Miércoles de Ceniza. Con esta fecha, se da inicio al tiempo de Cuaresma, un tiempo penitencial que nos ayuda a disponernos espiritualmente para la fiesta de la Resurrección de Jesús.
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1. El origen del Miércoles de Ceniza
El sacramento de la reconciliación dio origen a la ceremonia de la imposición de la ceniza. En los primeros siglos del cristianismo, cuando un miembro de la comunidad pecaba gravemente, era recibido en la asamblea penitencial el Miércoles de Ceniza y ahí recibía un traje especial hecho de sayal áspero que vestiría durante toda la Cuaresma. También se derramaba ceniza sobre su cabeza, un gesto bíblico que significa tristeza por los pecados, reconocimiento de nuestra pequeñez ante Dios y el dolor de haberlo ofendido.
Finalmente, el sacerdote imponía una penitencia al pecador y la comunidad rezaba por él durante la Cuaresma. Al final de la Cuaresma era absuelto y aceptado otra vez en la comunidad que celebraba su conversión.
Esta ceremonia, que en un principio estaba reservada únicamente a los que pedían la Reconciliación, más tarde se extendió a toda la comunidad, que se reconoció pecadora y dispuesta a la Reconciliación, ayunando y recibiendo la ceniza el día en que se iniciaba la Cuaresma.
2. ¿Cuál es el significado de la ceniza?
La ceniza es el signo más famoso de la Cuaresma y nos reconoce como pecadores. Recibir la ceniza es manifestar públicamente que nos arrepentimos de haber ofendido a Dios y nuestro compromiso de hacer penitencia y cambiar.
3. ¿Qué hay que hacer el Miércoles de ceniza? ¿Por qué ayunamos?
“Ayunar cuando lo pida la Iglesia” nos dice uno de los mandamientos de la Iglesia. Ésta nos pide que cada Miércoles de Ceniza ayunemos y nos abstengamos de comer carne (incluyendo la de pollo).
¿Por qué? Porque somos demasiado materiales. Buscamos siempre lo que más nos gusta, lo más cómodo, lo más sabroso, lo más bonito, o más placentero. Somos hedonistas. Éstos formaban parte de una corriente filosófica cuyo lema era: “comamos y bebamos que mañana moriremos”. Vivían sin alma. Eran sólo cuerpo e instinto. ¡Así somos hoy! “Nuestro Dios es el vientre”, decía San Pablo.
Cuando estamos enamorados ni nos acordamos de comer. Cuando estamos preocupados la comida pasa a segundo término. ¿No podemos enamorarnos de Dios?, ¿No podemos preocuparnos por el prójimo?. No todo en la vida es comer y darle placer al cuerpo. Ayunamos para cultivar lo espiritual, para educar el cuerpo porque no sólo de pan vive el hombre. Ayunamos para dar lo que no comemos a los que ayunan siempre por su pobreza.
Y hay otros ayunos y otras abstinencias de cosas y personas que nos impiden acercarnos a Dios y ser buenos con los demás.
- ¿Qué tal ayunar de ver televisión para poder comunicarnos más con la familia?
- ¿Qué tal ayunar de enojos y mal genio?
- ¿Qué tal ayunar de esos amigos que nos llevan al mal?
- ¿O ayunar de la infidelidad o la deslealtad?
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4. ¿De dónde vienen las cenizas?
La ceniza que reciben los fieles viene de las palmas bendecidas en el Domingo de Ramos del año anterior. Estas palmas son rociadas con agua bendita y aromatizadas con incienso.
También, se pueden quemar estampas religiosas desgastadas para darles un valor a lo que en otro momento sirvió para evocar a Dios o la intercesión de los santos y evitamos un uso indebido de las mismas.
Hay personas que podrán no ir a Misa lo domingos, ni acordarse de que son católicos durante todo el año, pero eso sí, no faltarán a recibir la ceniza al comienzo de la Cuaresma. La ceniza es una tradición muy arraigada en el pueblo mexicano y lo demuestra la asistencia masiva a recibirla. Es una oportunidad par hacer llegar un mensaje de conversión y de vida nueva.
5. ¿Qué se debe responder cuando te ponen la ceniza?
Cuando el sacerdote impone ceniza en nuestra cabeza, es común que diga “Conviértete y cree en el Evangelio (Cfr. Mc 1,15)” o “Polvo y en polvo te convertirás (Cfr. Gn 3, 19)”. Los fieles no deben responder nada, pero es recomendable orar en silencio.
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