Papa Francisco: Las homilías deben mover el corazón y ayudar
En el Domingo de la Palabra, el Santo Padre pidió evitar 'los discursos bien construidos pero que no mueven el alma'
En su mensaje previo al Ángelus, el Papa Francisco agradeció por su labor a los predicadores de todo el mundo y pidió orar por ellos, para que al experimentar a Jesús puedan comunicarlo. Asimismo, habló sobre la necesidad de comunicar desde el corazón.
Al reflexionar sobre el Evangelio de la Liturgia de hoy (cfr Lc 4,14-21) vemos la primera predicación de Jesús. Se dirige a Nazaret, donde creció, y participa en la oración en la sinagoga. Se levanta a leer y, en el volumen del profeta Isaías, encuentra el pasaje sobre el Mesías, que proclama un mensaje de consolación y liberación para los pobres y los oprimidos (cfr Is 61,1-2).
Terminada la lectura, “todos los ojos estaban fijos en él” (v. 20). Y Jesús inicia diciendo: “Esta Escritura, que acaban de oír, se ha cumplido hoy” (v. 21).
“La Palabra de Dios siempre es ‘hoy’. Empieza un ‘hoy’: cuando tú lees la Palabra de Dios, en tu alma empieza un ‘hoy‘, si tú la comprendes bien. Hoy. La profecía de Isaías se remontaba a siglos antes, pero Jesús, ‘por la fuerza del Espíritu’ (v. 14), la hace actual y, sobre todo, la lleva a cumplimiento e indica la forma de recibir la Palabra de Dios: hoy. No como una historia antigua, no: hoy. Hoy habla a tu corazón”, aseguró el Papa Francisco.
Las homilías deben tocar el alma
El Santo Padre enfatizó que a veces ocurre que en las predicaciones y enseñanzas que se dan en la misma Iglesia permanecen genéricas, abstractas, no tocan el alma y la vida de la gente.
” Sí a veces se escuchan conferencias impecables, discursos bien construidos, pero que no mueven el corazón, y así todo queda como antes”, dijo.
“También muchas homilías – lo digo con respeto pero con dolor – son abstractas, y en vez de despertar el alma la duermen. Cuando los fieles empiezan a mirar el reloj – ‘¿cuándo terminará esto?’ – duermen el alma. La predicación corre este riesgo: sin la unción del Espíritu empobrece la Palabra de Dios, cae en el moralismo o en conceptos abstractos; presenta el Evangelio con desapego, como si estuviera fuera del tiempo, lejos de la realidad. Y este no es el camino”.
“Pero una palabra en la que no palpita la fuerza del hoy no es digna de Jesús y no ayuda a la vida de la gente”
¿Cómo comunicar a Dios?
El Papa afirmó que lo primero que deben hacer los predicadores es experimentar el hoy de Jesús, para así poderlo comunicar en el hoy de los otros.
“Por esto quien predica, por favor, es el primero que debe experimentar el hoy de Jesús, para así poderlo comunicar en el hoy de los otros. Y si quiere dar clases, conferencias, que lo haga, pero en otro lado, no en el momento de la homilía, donde debe dar la Palabra para que sacuda los corazones”.
“Queridos hermanos y hermanas, en este Domingo de la Palabra de Dios quisiera dar las gracias a los predicadores y los anunciadores del Evangelio que permanecen fieles a la Palabra que sacude el corazón, que permanecen fieles al “hoy”. Recemos por ellos, para que vivan el hoy de Jesús, la dulce fuerza de su Espíritu que vuelve viva la Escritura”, dijo el Papa.
Para ello, recordó la importancia de leer la Palabra a diario.
“Tomemos el Evangelio en la mano, cada día un pequeño pasaje para leer y releer. Lleven en el bolsillo el Evangelio o en el bolso, para leerlo en el viaje, en cualquier momento y leerlo con calma. Con el tiempo descubriremos que esas palabras están hechas a propósito para nosotros, para nuestra vida”.
Propone leer el Evangelio de Lucas
Asimismo, el Papa Francisco lanzó una propuesta.
“En los domingos de este año litúrgico es proclamado el Evangelio de Lucas, el Evangelio de la misericordia. ¿Por qué no leerlo también personalmente, entero, un pequeño pasaje cada día? Un pequeño pasaje. Familiaricémonos con el Evangelio, ¡nos traerá la novedad y la alegría de Dios!”.
La misión de todos es ser profetas de la Palabra
Previo al Ángelus, el Papa Francisco celebró la Santa Misa por el Domingo de la Palabra de Dios, jornada a la celebración, reflexión y divulgación de la Biblia que se realiza cada tercer domingo del Tiempo Ordinario.
Durante la celebración, el Santo Padre instituyó a varios laicos como lectores y catequistas.
“Están llamados a la tarea importante de servir el Evangelio de Jesús, de anunciarlo para que su consuelo, su alegría y su liberación lleguen a todos. Esta es también la misión de cada uno de nosotros: ser anunciadores creíbles, ser profetas de la Palabra en el mundo”, enfatizó el Santo Padre.
Por ello, el Papa pidió apasionarnos por la Sagrada Escritura.
“Dejémonos escrutar interiormente por la Palabra de Dios, que revela la novedad de Dios y nos lleva a amar a los demás sin cansarse. ¡Volvamos a poner la Palabra de Dios en el centro de la pastoral y de la vida de la Iglesia! Así nos libraremos de todo pelagianismo rígido, de toda rigidez, y nos libraremos también de la ilusión de una espiritualidad que nos pone ‘en órbita’ sin cuidar de nuestros hermanos y hermanas. Volvamos a poner la Palabra de Dios en el centro de la pastoral y de la vida de la Iglesia. Escuchémosla, recemos con ella, pongámosla en práctica”.