Ante muchas de las dolorosas realidades que vive México, los Obispos dijeron no tener la solución, pero se dijeron dispuestos a buscarla por medio del diálogo con todos los que amen al país. Foto Luis Aldana.
Luego de alzar fuertemente la voz por la situación de violencia e inseguridad, los Obispos de México manifestaron su amor por México, advirtieron que no se callarán ante lo que está mal y refrendaron su apertura al diálogo para encontrar soluciones que brinden paz.
Al dar a conocer el mensaje de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) al Pueblo de Dios, los Obispos señalaron que como pastores tienen el deber “de hablar con claridad sobre la realidad de nuestro país”, y no lo hacen “desde una posición política ni partidista, sino desde la responsabilidad que se nos ha confiado como servidores del Evangelio”.
“Amamos a esta que es nuestra nación. Y precisamente por ese amor no podemos callar ante lo que está mal”, aseguraron.
“No podemos ser indiferentes ante el sufrimiento de nuestro pueblo. No podemos permanecer neutrales cuando está en juego la dignidad de las personas. Nuestra misión de anunciar el Evangelio nos exige anunciar la verdad con amor. En estos tiempos, observamos con preocupación cómo algunos discursos públicos construyen una narrativa que no corresponde a la experiencia cotidiana de millones de mexicanos”.
El mensaje fue leído durante una conferencia de prensa que ofrecieron el obispo Ramón Castro Castro, presidente de la CEM, el obispo Héctor Mario Pérez Villarreal, secretario general de la CEM, el cardenal José Francisco Robles Ortega, el obispo Jaime Calderón Calderón y el obispo Javier Navarro Rodríguez.
Los Obipos de México refrendaron su cercanía con las víctimas, con los pobres, con los que sufren, así como amistad con el pueblo sencillo que lucha cada día por sobrevivir con dignidad, por ello hicieron un llamado para que en unidad se busquen las soluciones para mejorar las condiciones de vida de los mexicanos.
De la misma manera, señalaron que reconocen “en cada uno de ustedes el rostro de Cristo” y saben que “llevan en sus corazones el peso de la vida cotidiana, con sus alegrías y desafíos, con sus luces y sombras”, por lo que quieren que sepan “que caminamos con ustedes, que somos pueblo con el pueblo, que, como pastores, somos también ovejas del rebaño del único Pastor, Jesucristo”.
En este sentido, el documento precisa que aunque pudiera parecer que “este diagnóstico de la realidad nos lleva al pesimismo”, no debe verse así “porque la esperanza cristiana no consiste en cerrar los ojos ante el mal, sino en mantenerlos abiertos reconociendo que Cristo ha vencido al mal con el bien”, por lo que solo “reconociendo nuestros errores podemos corregirlos”.
“Hermanas y hermanos mexicanos”, puntualiza el Mensaje de la CEM al Pueblo de Dios, “ante muchas de las dolorosas realidades que hemos mencionado, los Obispos mexicanos no tenemos la solución; pero estamos dispuestos a buscarla en diálogo con todos los que verdaderamente amen a México, más allá del partido político en el que militen, de la ideología que los inspire o del credo religioso que profesen”.
El documento de la CEM señala que toda esta realidad preocupante que se vive en el país comienza en la familia y advierte que “una sociedad que no protege a la familia se desprotege a sí misma”, así lo que estamos viviendo es una sistemática desestructuración familiar que genera, inevitablemente, una desestructuración social.
“Los datos son alarmantes y no podemos ignorarlos: familias desintegradas, violencia intrafamiliar y en ambientes escolares, adicciones que destruyen la vida de los jóvenes. Detrás de las estadísticas hay rostros de personas concretas sin futuro”, asevera.
En este sentido, los Obispos de México denuncian que las políticas públicas educativas actuales se están implementando sin un diálogo genuino con los padres de familia y los demás agentes de la educación, por lo que se promueve, de manera sutil y, en ocasiones, de manera explícita, una visión antropológica ajena a la dignidad integral de la persona humana.
Añade que se introduce en las escuelas una ideología que relativiza la complementariedad hombre-mujer, que diluye la identidad sexual, que presenta como “progreso” lo que en realidad es deconstrucción de la naturaleza humana, además de que se añade una ideología política de confrontación social que no conduce a nada bueno.
“Y cuando los padres de familia y otros integrantes de la sociedad expresan su preocupación, son descalificados como ‘conservadores’, ‘retrógrados’ o ‘enemigos de los derechos’. Se les niega el derecho fundamental a participar activamente en la educación de sus hijos. Se les dice que el Estado sabe mejor que ellos lo que sus hijos necesitan aprender”, indica el texto.
Adicional al tema de las familias, los Obispos mexicanos expresaron cinco principales preocupaciones que tienen sobre la realidad social y política actual que se vive en México:
El Mensaje al Pueblo de Dios de la CEM señala que el crimen organizado ha extendido sus tentáculos a muchas regiones del país y ninguno de los dirigentes que gobierna al país ha logrado erradicar este problema.
Subraya que muchas regiones de la Nación siguen bajo el dominio de los grupos violentos y que pese a que sería fundamental no “tener miedo de hablar de lo que todos sabemos, algunos prefieren callar”.
En su mensaje, los Obispos señalan problemáticas que aún imperan:
“No debemos quedarnos en estadísticas frías que nos dan cuenta de todas estas realidades de inseguridad, de pobreza e injusticia. Son rostros concretos. Son familias destrozadas. Son madres que lloran a sus hijos. Son comunidades indefensas y empobrecidas. Nosotros como pastores, no podemos permanecer indiferentes”, indicaron durante la conferencia de prensa.
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