La Iglesia pide ayuda para atender a miles de migrantes varados en la CDMX
El obispo Javier Acero denuncia falta de colaboración con las autoridades; "estamos dispuestos a dialogar para encontrar soluciones", dice.
La Presidencia del Consejo Ciudadano del Instituto Nacional de Migración convocó a una reunión este martes 8 de noviembre en la Curia del Arzobispado de México, con la finalidad de analizar los retos en la atención de las personas migrantes y refugiadas en la Ciudad de México y el Área Metropolitana, así como preparar acciones conjuntas de trabajo para el programa temporal de regularización migratoria.
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Una Iglesia de puertas abiertas
Entre los participantes estuvieron el obispo auxiliar de México, Mons. Francisco Javier Acero, quien acompaña la Pastoral de Movilidad Humana en la Arquidiócesis de México; el P. Juan Luis Carvajal, director de esta comisión, así como algunos responsables de albergues para migrantes (sacerdotes, religiosas y laicos), académicos y miembros de diversas organizaciones de la sociedad civil y agencias de cooperación internacional.
En la bienvenida, el obispo Javier Acero dio a conocer que la Arquidiócesis de México, en su labor pastoral con los migrantes, ha tenido en estos días algunas dificultades con ciertas autoridades del Gobierno de la Ciudad de México y también problemas de inseguridad en torno a las casas de acogida.
“Yo quiero ser muy claro: en nuestras casas de acogida para migrantes seguiremos con las puertas abiertas hasta que se pueda, ya que es una cuestión prioritaria para la Iglesia, que parte desde el Papa Francisco”.
También apuntó que la Iglesia Católica no quiere crear distancia con el gobierno, pero tampoco quiere tener, en una casa para 200 personas migrantes, un aforo de 600 o 1200 personas.
“No se trata de cerrar las puertas de estos lugares para que ya no vengan, esta no puede ser la solución. Nuestra labor es desde el Evangelio, y para nosotros, los migrantes son hermanos nuestros”.
El obispo auxiliar de México dijo contar con información sobre la situación que atraviesan los migrantes en el país gracias a las casas que tienen diferentes diócesis desde el sur hasta el norte.
“A mí no me van a pintar que la vida es hermosa cuando sabemos lo que está sucediendo. En lo que sí creo es en el diálogo, en un diálogo sincero, para la búsqueda de soluciones”.
La CDMX es un embudo para los migrantes
Durante el encuentro se realizó el informe de las actividades que han sido impulsadas por el Consejo Ciudadano del INM; hubo espacio para la retroalimentación y se dio a conocer el Programa Temporal de Regularización.
En este marco, el padre Juan Luis Carvajal señaló que existe una gran preocupación ante la emergencia que no ha sido reconocida como tal, y por la falta de vías de regularización que le permita a los migrantes adquirir un documento que les facilite el tránsito hacia los Estados Unidos, principalmente a quienes ya tienen una cita con las autoridades norteamericanas para poder solicitar su residencia en dicha nación.
“Nos percatamos de que muchos de los migrantes se estacionan en la Ciudad de México porque tienen miedo de seguir adelante por la serie de violaciones a sus derechos; detenciones arbitrarias, deportaciones al sur de México, les rompen sus documentos, se exponen al crimen organizado. Esto ha provocado que la Ciudad de México se convierta en un embudo, y que las casas de migrantes estén sobrepobladas”.
Añadió que ello está provocando que la Iglesia esté dando respuestas más allá de su capacidad, buscando por todas partes que no falte la ayuda a estas personas.
Consideró:
“Hay marcos legales internacionales que deberían estarse aplicando en este momento en el tema de las movilizaciones humanas, como el derecho de territorio, el derecho al asilo, el derecho al tránsito protegido, libre y sin violencias”.
Concluyó diciendo que la Iglesia, pese a las limitaciones en todos los sentidos, sigue brindando ayuda porque no tiene fronteras: “Recibimos a todas las personas, más allá del origen, de la bandera, de las creencias, más allá de las ideologías políticas”.
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