“Guíanos hacia la paz”: la petición del Cardenal Aguiar a la Virgen de Guadalupe en la Misa de las Rosas

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“Guíanos hacia la paz”: la petición del Cardenal Aguiar a la Virgen de Guadalupe en la Misa de las Rosas

La Basílica celebró la Misa de las Rosas por el 494 aniversario guadalupano. El Cardenal Aguiar hizo una súplica por la paz, las familias y el caminar de la Iglesia.

12 diciembre, 2025
“Guíanos hacia la paz”: la petición del Cardenal Aguiar a la Virgen de Guadalupe en la Misa de las Rosas
Durante la Misa de las Rosas, el Cardenal Aguiar destacó la presencia maternal de la Virgen y llamó a construir paz, fe y fraternidad en México.

En el 494 aniversario de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, se celebró la tradicional Misa de las Rosas, en la que miles de peregrinos acudieron a la Basílica para depositar ante la Morenita del Tepeyac miles de rosas, símbolo del mensaje de paz, amor y bendición que la Virgen confió a San Juan Diego en el Tepeyac.

La misa fue presidida por el Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, y contó con la presencia de peregrinos de distintos puntos de la República; entre ellos, diferentes comunidades indígenas.

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María conduce nuestro caminar hacia la casa de nuestro Padre

En su homilía, el Cardenal Carlos Aguiar reflexionó sobre el papel de María en la historia de la salvación y que, tomados de su mano, podremos alcanzar la gracias de la vida eterna:

“Esta vida terrena es una peregrinación, y a María la necesitamos porque, los que nos dejemos guiar por ella, llegaremos a la casa del Padre”, expresó el Cardenal.

Señaló que la experiencia del amor que nos enseña María, es la que adquirimos a lo largo de nuestra propia experiencia personal al seguir las enseñanzas de Jesús, su Hijo, pues es donde se fundamenta la esperanza de manera auténtica, que ayuda a superar todas las adversidades.

También citó las palabras de San Pablo, que dice que Dios envió a su hijo nacido de una Mujer, con el fin de descubrir en nuestro corazón al Espíritu Santo que actúa en nosotros. Por tal motivo:

“Tenemos siempre que estar revisando qué hay en mi interior, qué ha sembrado Dios en mi corazón, porque allí es donde descubriremos lo que él quiere de mí y a la par nos dará la fortaleza del Espíritu Santo, como se la dio a María, como se la dio al mismo Jesús para su vida de la encarnación.”

Finalmente, hizo la invitación de preguntarnos, por medio de María, quiénes somos para venir a verle a su Casita Sagrada, tal como lo hizo su prima Isabel, cuando fue a verle:

“Ahora nosotros la visitamos a ella porque así lo decidió, estar en esta casita sagrada en este lugar santo. Pero esa pregunta lleva el fondo de descubrir que no lo merecemos, sino que es dado por el amor que Dios nos tiene para que nos acoja su Madre y nuestra Madre, la madre de Dios y la Madre de los hijos de Dios,” expresó el Cardenal.

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Una súplica por la paz en México

A continuación, el Cardenal Carlos Aguiar Retes expresó una profunda gratitud a la Virgen de Guadalupe por casi 500 años de su presencia en México y por haber revelado al “verdadero Dios por quien se vive”. Recordó que la Virgen quiso permanecer con el pueblo desde que pidió la construcción de su “casita sagrada” a través de San Juan Diego, y reconoció el amor y esperanza que ofrece como Madre.

El Cardenal pidió a la Virgen seguir guiando a los fieles en su camino terrenal hacia Dios y solicitó su protección para todas las familias del país, especialmente en la búsqueda de reconciliación y paz social. También elevó una súplica por quienes están extraviados o sin rumbo, y llamó a que quienes sí han encontrado a la Virgen sean promotores de paz en sus hogares, comunidades y espacios cotidianos.

Además, encomendó a la Virgen al Papa León XIV, pidiendo fortaleza para su ministerio y para que inspire a la Iglesia a vivir la sinodalidad con escucha, discernimiento y servicio.

Finalmente, el Cardenal consagró a todos los fieles presentes a la Virgen de Guadalupe, invocándola como signo de esperanza y salvación.

Tras la oración, se colocó la cuarta rosa de plata en la palmatoria conmemorativa de la Novena Intercontinental Guadalupana, signo de la continuidad de la preparación para conmemorar los 500 años del acontecimiento guadalupano, que se celebrará en el 2031.

Bendición de las rosas

Al concluir la celebración eucarística, se realizó la tradicional bendición de las rosas, signo de la presencia maternal de Santa María de Guadalupe. Estas flores, que evocan el milagro del Tepeyac, fueron presentadas como símbolo de alegría y de la creación que habla de Dios.

Durante este momento, se recordó que este santuario es la meta de innumerables peregrinos provenientes de todo el mundo. Por ello, los presentes pidieron que, así como las rosas perfuman y embellecen el ambiente, también quienes llegan a la Basílica se renueven en la fe, fortalezcan la fraternidad con sus hermanos y contribuyan a construir ambientes más cristianos.

La bendición concluyó con una invocación a la Virgen, “la Madre del verdadero Dios por quien se vive”, para que acompañe a todos en su camino.



Autor

Lic. en Lengua y literaturas hispánicas por la UNAM, con experiencia en edición digital y redes sociales. Ha sido editora de los sitios web Padres e hijos, Cocina Fácil y colaborado en National Geographic y Muy Interesante. Actualmente es editora en la Diócesis de Azcapotzalco y es reportera en Desde la Fe.