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¿Cómo son el cielo y el infierno? Un obispo responde a una niña

Todos alguna vez nos hemos preguntado ¿Cómo son el cielo y el infierno? Un obispo le responde a una niña.

17 febrero, 2023
¿Cómo son el cielo y el infierno? Un obispo responde a una niña
Así puedes explicarle a los niños cómo son el cielo y el infierno. Foto: Especial

¿Dónde está el cielo? ¿Dónde está el infierno? ¿Cómo son estos lugares? Son algunas preguntas que todos nos hemos hecho de niños.

El Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México, Monseñor Luis Manuel Pérez Raygoza, explicó estos conceptos a un grupo de niños. Durante su paso por la Rectoría San Agustín Zoquipa e Inmaculada Concepción, con motivo de la Visita Pastoral.

“El cielo y el infierno son un estado de vida. Es una situación existencial, no son un lugar físicamente”, explicó Monseñor. Después vendrá la resurrección de los muertos.

Luego preguntó a los niños:
-¿Quién te espera en casa a comer?
– Mi papás- contestaron algunos.
– ¿Qué creen que sienten sus papás cuando llegan?- cuestionó monseñor nuevamente.
– ¡Felicidad!- exclamó una niña.

El cielo, más que un lugar, es estar con Dios para siempre. La perfecta felicidad. Una plenitud que no nos podemos imaginar. Es estar vinculados con Dios.

Por el contrario, el infierno es estar desconectados de Dios para siempre, para toda la eternidad. Esto genera un estado de miedo, ansiedad, depresión, tristeza, oscuridad y falta de sentido.

A veces cuando sentimos vacío o tenemos dificultades vivimos un pequeño infierno en el corazón. ¡Imagínense sentir eso para la eternidad!

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¿Dios decide si vamos al cielo o al infierno?

Todos queremos saber ¿cómo será si resucitan los muertos? ¿Dios decide si iremos al cielo, al infierno o al purgatorio?

Monseñor Luis Pérez explica que cuando morimos, nos encontramos cara a cara con Dios, para rendir cuentas.

Y, pregunta, si Dios nos hizo libres de decidir de hacer el bien o el mal. ¿En el fondo, quién construye su destino eterno, Dios o el hombre? Y la respuesta es: el hombre.

“Lo que Dios quiere es que todos nos salvemos, pero él nunca nos va a obligar. Si nos tienen que dar una enjabonar a nuestra alma, nos mandan al purgatorio. Para purificarnos”.

Nuestro obispo auxiliar concluyó recordando que es nuestra decisión obrar bien u obrar mal.

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