Arzobispo Carlos Aguiar: “Siempre contamos con la ayuda divina”
El Cardenal Carlos Aguiar Retes celebró la Vigilia Pascual en la Basílica de Guadalupe, sin la presencia de fieles por la pandemia del coronavirus COVID-19.
Aunque la situación actual en el mundo parezca muy difícil de cambiar, siempre contamos con la ayuda de Dios, aseguró el Arzobispo Primado de México, Carlos Aguiar Retes.
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Durante la celebración de la Vigilia Pascual, en la Basílica de Guadalupe -en la que no hubo presencia de fieles por las medidas sanitarias para evitar la propagación del coronavirus COVID-19. el Cardenal Aguiar aseguró que, en esta Noche Santa, Nuestro Señor la vigencia de la promesa divina de infundir en nosotros el Espíritu Santo para llevar a cabo la Redención de la humanidad.
“Por más difícil que parezca cambiar el rumbo de la actual situación mundial, contamos con la ayuda divina, si correspondemos libremente al amor y a la misericordia divina, que se actualiza por el Espíritu Santo, quien transformará nuestro corazón de piedra en un corazón de carne”.
El Arzobispo pidió a los fieles renovar las promesas bautismales y recibir el Espíritu Santo en nuestros corazones.
“Así -dijo- pasaremos de las tinieblas a la luz, de caminar en la oscuridad de la noche a caminar de día, sabiendo nuestro destino, y conociendo el camino para llegar a él”.
Tras la lectura de las siete palabras, el Cardenal Aguiar recordó que, en diversas ocasiones, Dios ha intervenido en la Historia.
“Sin embargo, hemos constatado en las últimas décadas un creciente deterioro de la vida familiar. Por diversas causas el decrecimiento de los matrimonios estables es constante, y las consecuencias de las separaciones afecta tanto a los separados como a los hijos generados, dejando heridas que muchas veces prevalecen a lo largo de su vida”.
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El cardenal enumeró tres causas del deterioro del proyecto divino: la generalizada concepción de separar la sexualidad de la intimidad entre dos seres que se aman; la decisión de los matrimonios de separar la sexualidad y la procreación; y la dificultad de aprender a perdonarse y reconciliarse de los matrimonios, con la decisión de cambiar de conducta.
“Estamos llamados a recuperar el proyecto divino del matrimonio y la familia, en toda su riqueza y la finalidad tan hermosa de ser la cuna del amor”
“Así, siendo amados aprendemos con mayor facilidad a amar a mis hermanos y a mi prójimo, a descubrir que somos amados por Dios Creador, y que, como buen Padre, nos invita a compartir el amor eternamente”.