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Guadalupe Ortiz, ¿quién fue esta beata que estudió en la UNAM?

16 mayo, 2019
Guadalupe Ortiz, ¿quién fue esta beata que estudió en la UNAM?
Guadalupe Ortiz de Landázuri en Monterrey. Foto: Opus Dei

Desde el sábado 18 de mayo de 2019, la Iglesia católica cuenta con una nueva beata: Guadalupe Ortiz de Landázuri, laica española que realizó una importante labor apostólica en México.

Guadalupe Ortiz de Landázuri fue Doctora en Química por la Universidad Complutense, una de las primeras mujeres en pertenecer al Opus Dei, y es la tercera persona de esta prelatura en ser elevada a los altares, después de san Josemaría Escrivá y del beato Álvaro del Portillo.

Guadalupe llegó en 1950 a México por invitación de San Josemaría Escrivá. Durante los seis años que permaneció en México, colaboró en la educación de jóvenes campesinas, tanto en la ciudad capital como en otras localidades, como Monterrey, Tacámbaro o Amilpas.

De acuerdo con la agencia EFE, durante su estancia en el país, Guadalupe tomó materias de su Maestría en Química en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y pidió la nacionalidad mexicana, misma que conservó hasta su muerte en 1975.

En México, Guadalupe Ortiz favoreció el establecimiento de una residencia universitaria en la capital, el Colegio Montefalco en Morelos, donde también hay una casa de retiro, y un colegio en Culiacán, en el estado de Sinaloa, al noroeste del país.

Supo santificarse en su profesión

Nació en Madrid en 1916, el día de la Virgen de Guadalupe. Estudió Ciencias Químicas en la Universidad Central de su ciudad natal. Fue una de las cinco mujeres de su promoción. Durante la Guerra Civil española confortó a su padre, que era militar, en las horas previas a su ejecución. Perdonó desde el primer momento a los responsables. Tras el conflicto bélico, acabó la carrera universitaria y fue profesora de Física y Química en el Colegio de las Irlandesas y en el Liceo Francés de Madrid.

A comienzos de 1944, a través de un amigo, conoció al fundador del Opus Dei, san Josemaría Escrivá, quien le enseñó que el trabajo profesional y la vida ordinaria pueden ser lugar de encuentro con Cristo. Más tarde afirmaría: «Tuve la sensación clara de que Dios me hablaba a través de aquel sacerdote». Aquel mismo año se incorporó al Opus Dei.

A partir de entonces, Guadalupe vivió la entrega sin condiciones, con una delicada fidelidad a Jesucristo, a quien trataba de modo especial en la Eucaristía, buscando la santidad, con afán de servir, y tratando de acercar a Dios a muchas personas. En Madrid y luego en Bilbao atendió de modo primordial a la formación cristiana de gente joven.

De 1950 a 1956 estuvo en México donde empezó el trabajo apostólico del Opus Dei. Quienes la trataron subrayan que su prioridad era cumplir la voluntad de Dios y que era constante su afán de ayudar a cada persona. Movidas por el aliento de Guadalupe, varias de sus amistades impulsaron actividades de promoción humana y cristiana, como un centro de capacitación social y profesional para campesinas, en una zona rural del Estado de Morelos.



En 1956 se estableció en Roma, donde colaboró con san Josemaría en el gobierno del Opus Dei. Después de dos años, por motivos de salud, se trasladó a España y reemprendió la enseñanza y la investigación en ámbito científico. Concluyó su tesis doctoral en Química y fue pionera del Centro de Estudios e Investigación de Ciencias Domésticas (CEICID). Al mismo tiempo, continuó ocupándose de tareas de formación cristiana en el Opus Dei. En todas sus acciones se refleja su anhelo de amar a Dios con su trabajo, su amistad y una honda alegría que transmitía paz y serenidad.

Como consecuencia de una enfermedad del corazón, falleció en Pamplona, con fama de santidad, el día la Virgen del Carmen del año 1975. Tenía 59 años.

El milagro por el que fue beatificada

La devoción privada a Guadalupe se ha ido extendiendo cada vez más. Según el postulador, las personas que acuden a su intercesión reciben gracias muy variadas: curaciones, favores relacionados con el embarazo y con el parto, obtención de puestos de empleo, compaginar trabajo y familia, resolución de problemas económicos, reconciliaciones familiares, acercamiento a Dios de amigos y compañeros de trabajo, etc.

El milagro por el que se le beatificó fue la curación inexplicable de  Antonio Jesús Sedano Madrid, de 76 años de edad, viudo desde 1991, quien tenía diagnóstico clínico de carcinoma basocelular en el ojo, en la forma conocida como ulcus rodens y por el que tendría que ser operado.

De acuerdo con la narración del Opus Dei, “en el Oratorio de Santa María de Bonaigua, a donde iba a Misa con frecuencia, Antonio encontró una estampa para la devoción privada a la sierva de Dios Guadalupe Ortiz de Landázuri y documentación sobre su vida. Enseguida surgió una simpatía personal y espiritual hacia ella, por lo que comenzó a pedirle con constancia por su curación. Lo mismo hicieron sus hijos y otros parientes, entre quienes Antonio repartió varias estampas de la sierva de Dios”.

“Una noche en la que se encontraba especialmente nervioso, tomando entre las manos una estampa de Guadalupe, acudió a ella espontáneamente, con mucha fe: ‘Tú puedes hacerlo, haz que yo no tenga que ser operado, eso es poca cosa para ti’.

Al día siguiente, Antonio descubrió que su lesión había desaparecido y los médicos lo validaron.

 

Con información de Vatican News y Opus Dei 





Autor

La redacción de Desde la fe está compuesta por sacerdotes y periodistas laicos especializados en diferentes materias como Filosofía, Teología, Espiritualidad, Derecho Canónico, Sagradas Escrituras, Historia de la Iglesia, Religiosidad Popular, Eclesiología, Humanidades, Pastoral y muchas otras. Desde hace 25 años, sacerdotes y laicos han trabajado de la mano en esta redacción para ofrecer los mejores contenidos a sus lectores. 

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