Entre el lodo y sin descanso: Iglesia se vuelve protagonista en la ayuda a los damnificados de DANA

Más de 200 personas han fallecido en la ciudad española de Valencia y sus alrededores, por las devastadoras lluvias torrenciales y las inundaciones provocadas por el fenómeno natural conocido como DANA, que ha dejado miles de damnificados.

La Iglesia ha unido esfuerzos con la sociedad civil y se ha volcado en ayudar a los afectados. El arzobispo de Valencia, Monseñor Enrique Benavent, ha visitado una decena de comunidades, entre ellas Paiporta, donde murieron un centenar de personas.

En tanto, Cáritas Valencia ha anunciado una donación de 150 mil euros (unos 3 millones 280 mil pesos al tipo de cambio actual), que se suman a lo recaudado en colectas especiales realizadas en diócesis y comunidades religiosas de todo el país.

“Los momentos que estamos viviendo no son fáciles y cuando estamos en dificultades tan grandes como esta, muchas veces la tensión en la vida de la sociedad aparece y se manifiesta externamente (…) en estos momentos hemos de dar un testimonio de unidad y de trabajar juntos, porque solo trabajando juntos se trata de servir a los más pobres y necesitados”.

“Os animo a trabajar con este espíritu de colaboración, de apertura, y de buscar entre todos lo mejor para todos y podremos construir una sociedad más justa y mejor”, pidió Monseñor Benavent en un video publicado por la Arquidiócesis.

Además, algunas parroquias e institutos católicos se han convertido en centros de acopio y refugio para voluntarios, como el seminario de Moncada y el Colegio Imperial de Niños Huérfanos de San Vicente Ferrer, que acogen a cientos de bomberos y elementos de la Guardia Real.

Más de mil jóvenes de la Universidad Católica de Valencia se han ofrecido como voluntarios, mientras que la institución ofrece apoyo espiritual y pastoral.

“Las parroquias nos hemos puesto a disposición de los ayuntamientos para ofrecer nuestros locales e instalaciones, así como a través de Cáritas, mantas, alimentos, cargadores de móvil y otras ayudas para la gente que se han tenido que alojar en polideportivos y colegios provenientes de los polígonos donde se han quedado incomunicados o de otras poblaciones a las que no podían acceder, como Pedralba, Cheste o Chiva” explicó el padre Francisco Ferrer, párroco de Santa Catalina de Vilamarxant, en declaraciones recogidas por la Arquidiócesis valenciana.

Algunas iglesias de Valencia han sufrido graves daños materiales, con inundaciones que llegaron a los tres metros de altura; no obstante, el padre Ángel Miguel Olivares, párroco de Nuestra Señora de Lepanto de Castellar, aseguró que ahora la prioridad es ayudar a la comunidad.

“A corto o medio plazo el acompañamiento desde la parroquia va a ser fundamental así como el acompañamiento espiritual. Hay que levantar a la gente, animarlos y estar con ellos porque nosotros somos el mejor vehículo para el Señor”.

Por lo pronto, aseguró, “hay que centrarse en cubrir las necesidades materiales más importantes y básicas. Que la gente pueda volver a sus casas, y lo otro, pues, se irá dando poquito a poco”, agregó.