Beato Sebastián de Aparicio: 400 años en busca del reconocimiento como santo
Se cumplen 400 años desde que inició la causa de canonización de fray Sebastián de Aparicio. Aunque aún no es santo, su cuerpo incorrupto, sus milagros y su vida de servicio lo han convertido en un beato muy querido por charros, migrantes y transportistas.
Este 2025, la Iglesia en México conmemora los 400 años del inicio oficial del proceso de canonización de fray Sebastián de Aparicio, que comenzó en 1625. Como parte de esta celebración, del 18 al 21 de julio será expuesta en la Catedral Metropolitana de México una reliquia de segundo grado: un fragmento del cordón de su hábito franciscano.
Durante esos días, los fieles podrán acercarse en oración a la reliquia y, el domingo 21 de julio, tendrán la oportunidad de tocarla, en un gesto de gratitud hacia quien es reconocido como patrono de los transportistas y el primer charro de América.
La procesión de la reliquia
La procesión con la reliquia del beato Sebastián de Aparicio se llevará a cabo el viernes 18 de julio. El punto de partida será el Templo de San Francisco el Grande, ubicado en la calle de Madero, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. La salida está programada a las 9:00 de la mañana, y desde allí los fieles caminarán en procesión hacia la Catedral Metropolitana, donde se celebrará la misa capitular en su honor, la cual marca el inicio de las celebraciones por los 400 años del inicio de su causa de canonización.
El sábado 19 de julio, se llevará a cabo una ponencia formativa sobre la vida, virtudes y legado del beato Sebastián de Aparicio, en la que se profundizará en su camino de santidad como laico, esposo, trabajador y fraile franciscano. Esta actividad estará a cargo de especialistas en espiritualidad franciscana y se desarrollará en uno de los espacios de la Catedral, comenta Adrián Espinosa Palacios, hermano de la Tercera Orden Franciscana Seglar del Templo de la Impresión de las Llagas en Puebla.
Ese mismo día, por la tarde, frailes de Puebla presentarán la vida del beato y se celebrará una Misa jubilar para toda la familia franciscana, compuesta por la Orden de Frailes Menores O.F.M., Orden de Santa Clara O.S.C. y la Orden Franciscana Seglar O.F.S. y laicos. El domingo, Monseñor Salvador González, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de México, encabezará una Misa y el lunes concluirán las celebraciones con una misa de despedida al mediodía.
¿Por qué ha tardado cuatro siglos en lucha para su canonización?
Han transcurrido ya cuatro siglos desde que se abrió la causa de canonización de fray Sebastián de Aparicio y, aunque aún no ha sido inscrito oficialmente en el catálogo de los santos, la fe del pueblo, su ejemplar testimonio de vida y la profunda religiosidad popular lo han convertido en uno de los intercesores más entrañables y venerados por los fieles, a quien muchos ya consideran santo.
“Su camino de santidad —como laico, esposo y, más tarde, fraile franciscano—, su vida sencilla y virtuosa, así como los casi 900 milagros que se le atribuyen tanto en vida como después de su muerte, siguen inspirando a generaciones enteras”, afirmó Adrián Espinosa.
Por su parte, Vicente Moreno Ríos, coordinador del traslado de la reliquia del Beato Sebastián de Aparicio e integrante de la Comisión de la Causa de los Santos en la Arquidiócesis de México, subrayó que una de las formas de impulsar su causa es redescubrir a fray Sebastián como un modelo de santidad en la vida cotidiana: un hombre sencillo, trabajador, caritativo, que vivió su fe con radicalidad. “Su reliquia estará en la Catedral para que todos puedan acercarse a él con devoción”, expresó.
De acuerdo con Moreno Ríos, el proceso de canonización comenzó formalmente en 1625 con la emisión de las cartas apostólicas. En 1693 fue reconocido como venerable, y en 1789 el Papa Pío VI declaró su cuerpo incorrupto.
Sin embargo, entre 1625 y 1789 se registraron largos periodos —algunos de hasta 50 años— sin avances significativos por parte del Vaticano. “Actualmente, existe un milagro documentado que se encuentra en proceso de revisión, lo cual ha requerido la recolección de nueva documentación y evidencias, particularmente informes médicos detallados, para su inclusión en el expediente que será enviado a Roma”, explicó Moreno Ríos.
El experto señaló que otro factor que ralentiza la causa, es por la exigencia de nuevos requisitos canónicos que no existían en siglos anteriores, como la traducción oficial de documentos procedentes de otros países. Además, indicó que el reciente cambio de Papa ha contribuido a que esta y otras causas impulsadas por la Arquidiócesis de México permanezcan en espera de reactivación.
¿Cuál es la importancia de la reliquia de fray Sebastián?
La cuerda del hábito de fray Sebastián de Aparicio, considerada una reliquia de segundo grado, ha estado distintos lugares. El hermano Adrián Espinosa, comenta que a lo largo del tiempo, se han atribuido a esta reliquia diversas gracias, entre ellas un milagro relacionado con una mujer embarazada que enfrentaba graves complicaciones en su embarazo. Desesperada, acudió a pedir la intercesión del beato a través de esta cuerda, y logró dar a luz sin mayores riesgos, lo cual fue interpretado como una intervención milagrosa, detalla
“Desde entonces, se ha mantenido viva una tradición popular profundamente arraigada en Puebla y otras regiones del país: mujeres embarazadas que enfrentan dificultades o desean encomendar su gestación a Dios acuden al templo de San Francisco, en la ciudad de Puebla, para que se les imponga la cuerda de fray Sebastián”, detalla.
¿Cuál fue el primer milagro del beato Sebastián de Aparicio?
Adrián Espinosa comenta que cuando tenía apenas 12 años, Sebastián de Aparicio contrajo la peste bubónica. En cumplimiento de las disposiciones del pueblo, sus padres se vieron obligados a aislarlo en las afueras de la localidad para evitar el riesgo de contagio. Fue alojado en una habitación semiderruida, en una casa abandonada, sin más esperanza que la de sanar por sí mismo o morir en soledad.
“Durante su convalecencia, cuando parecía estar a punto de morir, entonces, una loba entró inesperadamente al lugar y comenzó a lamerle las llagas causadas por la peste. Para asombro de todos, Sebastián comenzó a mejorar y, con el tiempo, recuperó completamente la salud. Este hecho, considerado por muchos como su primer milagro, marcó profundamente su vida y fortaleció su confianza en la providencia divina”, detalló Espinoza Palacios.
Fray Sebastián de Aparicio: ¿Por qué es el patrono de los transportistas y dónde visitarlo?
Fray Sebastián de Aparicio es venerado hoy como patrono de los charros, transportistas, viajeros y migrantes. Su figura sigue viva gracias al testimonio y devoción de los frailes franciscanos, las hermanas clarisas, los terciarios y diversas comunidades religiosas —incluidas algunas dominicas— que lo reconocen como un modelo de santidad laical, de servicio humilde y de caridad concreta hacia los más necesitados.
Nacido en 1502 en La Gudiña, una villa de la provincia de Orense, Galicia, España, Sebastián creció en una familia campesina profundamente cristiana. Hijo de Juan de Aparicio y Teresa del Prado, agricultores pobres, desde pequeño aprendió el trabajo del campo y recibió de su madre una fe sencilla, firme y vivida con autenticidad, que marcaría toda su existencia.
Durante su juventud trabajó como criado, sirviente, agricultor y ganadero. A los 22 años inició un recorrido por distintas regiones de España, como Extremadura, Salamanca y Sanlúcar de Barrameda. En 1533, cruzó el océano rumbo a la Nueva España y desembarcó en la Villa Rica de la Vera Cruz. Poco después, al enterarse de la fundación de Puebla de los Ángeles (1531), decidió establecerse allí.
Por nueve años vivió en Puebla como seglar. Contrajo matrimonio en dos ocasiones, y en ambas vivió la castidad por mutuo acuerdo con sus esposas. Llevó una vida caracterizada por el trabajo honesto, la ayuda al prójimo y la promoción del bien común. A los 40 años se trasladó a la Ciudad de México, donde se dedicó con éxito a la agricultura, la ganadería y la construcción de caminos. Gracias a su esfuerzo acumuló una considerable fortuna, que utilizó íntegramente en obras de caridad y desarrollo.
Fue pionero en la introducción de nuevas técnicas agrícolas, en la construcción de carretas y caminos —incluido el que conectaba la Ciudad de México con Querétaro—, y en la enseñanza de oficios a los pueblos originarios. Estas iniciativas explican por qué hoy se le considera patrono de los transportistas y viajeros, pues impulsó el desarrollo de las vías terrestres y medios de transporte en un territorio aún virgen. También es considerado patrono de los migrantes, pues su propia vida fue un largo camino de desplazamiento, despojo y entrega total a una tierra que no era la suya, pero que abrazó como misión.
Su cercanía con los pueblos indígenas fue una constante: compartió su conocimiento con generosidad y defendió su dignidad frente a las injusticias. Fundó el primer colegio agrícola en Azcapotzalco y estableció varias haciendas —Chapultepec, Itla, Pátzla y El Rosario— que funcionaron como verdaderas escuelas de formación para los indígenas. En estas haciendas también impulsó una próspera lechería y redes de producción que beneficiaron a comunidades como San Martín Sochinagua y San Juan Triguaca.
La relación fraterna que mantuvo con los pueblos originarios, en particular con los chichimecas, le valió el nombre de “amigo de los chichimecas”, porque no solo los conoció y respetó, sino que se solidarizó con ellos en sus luchas, compartiendo su vida y realidades, y siendo acogido como uno de los suyos.
A los 72 años, tras una vida seglar ejemplar, Sebastián ingresó a la Orden de Frailes Menores como hermano lego. Vivió los últimos 24 años de su vida como franciscano, dedicándose a los oficios más humildes, como limosnero y carretero, y entregándose por completo a Dios. Se formó espiritualmente en el convento del Plan de Pátzla (hoy Corpus Christi) y donó toda su fortuna —20 mil pesos en oro— a las hermanas clarisas, varias de cuyas propiedades aún subsisten en la Ciudad de México.
Ayudó a los indígenas en el campo y los enseñó a lazar, por lo que fray Sebastián es reconocido como el primer charro de América Latina, y por ello es patrono de los charros mexicanos.
Varios milagros que se le atribuyeron fueron plasmados en las pinturas de Miguel Jerónimo de Cendejas (1802), que recogen 24 intervenciones prodigiosas y 14 escenas de su vida. Entre los más recordados están el de un niño salvado de una carreta y otro ocurrido en Huejotzingo, Puebla.
Conoció y colaboró con los primeros doce apóstoles franciscanos llegados a México, dirigidos por fray Martín de Valencia, en lugares como Texcoco, Huejotzingo, Tlaxcala y la Ciudad de México. Su vida entera fue un testimonio de evangelización laical y pastoral antes de convertirse en fraile.
Murió en Puebla en el año 1600. Su cuerpo permanece incorrupto en el Templo y Convento de la Impresión de las Llagas de San Francisco, donde es custodiado por la comunidad franciscana. Un fragmento de su fémur se conserva en la Capilla de las Santas Reliquias de la Catedral de Puebla.
Cada 25 de febrero se celebra su festividad con una jornada de oración, misas, procesiones y testimonios. Las comunidades franciscanas poblanas, incluyendo frailes, clarisas y seglares, mantienen viva esta devoción que sigue creciendo entre nuevos grupos: docentes, matrimonios con dificultades, jóvenes, y trabajadores del transporte.