“Mi amigo me salvó”: una tierna historia de amistad en medio del tiroteo en escuela católica

En medio de la tragedia del tiroteo en la escuela católica Annunciation, en Minneapolis, Estados Unidos, la amistad entre dos niños tocó los corazones de muchos.

Weston Halsne, de 10 años, estaba dentro del templo para la Misa de inicio de curso de su colegio, junto con sus compañeros de clase, cuando una persona abrió fuego desde el exterior del inmueble.

De acuerdo con autoridades locales, los disparos causaron la muerte de dos niños de ocho y diez años e hirieron a 17 personas, 14 menores y tres adultos de más de 80 años, feligreses que asistían a la Misa.

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Cómo un niño salvó a su amigo de recibir un disparo

Weston contó a medios locales que escuchó disparos a través de los vitrales, que se encontraban a dos asientos de donde él estaba, y buscó refugio debajo de las bancas. Entonces, su amigo lo protegió, colocándose encima de él como un escudo humano.

“Escuché (disparos) de nuevo, corrí bajo la banca y me cubrí la cabeza. Mi amigo Víctor me salvó porque se echó encima de mí, pero recibió un disparo”, dijo ante los medios.

Weston añadió que su amigo recibió el disparo en la espalda y fue llevado al hospital. “Tenía mucho miedo por él, pero creo que ahora está bien”, dijo Weston.

La historia de Weston y Víctor nos recuerda la frase de Jesús en el Evangelio de san Juan: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos” (Jn 15,13). La reacción espontánea de Víctor encarna esa entrega generosa que Jesús puso como medida del amor verdadero.

En medio del horror y la violencia, este gesto ilumina la tragedia con un testimonio de esperanza: incluso en las circunstancias más oscuras, la amistad, la valentía y la fe siguen siendo semillas de vida.