¿Cuál es la diferencia entre amar a Dios y temer a Dios?

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Una reflexión para amar más a tu familia y dar gracias a Dios por ella

1 julio, 2022
Una reflexión para amar más a tu familia y dar gracias a Dios por ella
En todo momento podemos revalorar a la familia. Foto: Especial.
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En muchos países viejos y cansados se le ha cerrado la puerta a la vida, y cada vez aumenta en número de los que viven solos, sin compromisos familiares. Gente egoísta, temerosa de comprometerse, encerrada en sí misma e incapaz de amar. Han sido lastimados y ahora temen volver a ser heridos.

No es patrimonio exclusivo de ningún pueblo sobre la tierra el amor a la familia. Se da naturalmente, sobre todo en las culturas en las que la unión familiar se hace sentir como necesaria para la sobrevivencia.

Ese amor a la familia parece desaparecer cuando la tecnología y el progreso hacen que el individuo se baste a sí mismo para sobrevivir. Pareciera como si la posesión de bienes materiales y el disfrute del progreso supliera el amor a las personas.

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En mundos altamente desarrollados contrasta el amor a la familia de los migrantes llegados de pueblos menos ricos. En general los hispanos que van llegando por épocas a los Estados Unidos dan testimonio de valores familiares que hacen circular aires frescos en una sociedad en la que la familia va en decadencia.

El papel de los abuelitos en la familia.

El papel de los abuelitos en la familia.

Todos los caminos van al hogar

Hogar es una palabra muy bonita. Etimológicamente viene de fuego en latín. Hogar es el lugar donde arde el fuego; la cocina.

Y recordamos cuando éramos niños y llegábamos con hambre de la escuela directo a la cocina en donde encontrábamos a la mamá que nos daba aunque fuera un taquito de sal. Nos reuníamos en torno a la estufa, en torno al calor del amor.

Toda la vida buscamos el hogar o lo que más se le parezca.

Buscan el hogar, el calor de la familia, los jóvenes que se casan y constituyen una nueva familia. Para los católicos toda familia comienza frente a un altar con el sacramento del Matrimonio.

Es tan importante el paso que se da que tiene que santificarlo y bendecirlo Dios. Esa es una familia normal, bien constituida y estable en la que hay un papá, una mamá, los hijos y un techo bajo el cual vivir.

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Es la familia que todos deseamos y que Dios desea también. Esa familia estable y bien constituida se enriquece con el amor a los abuelos, con la presencia de los tíos, con la fraternidad de los primos y con la bendición de los amigos.

Son familias que aprenden a ser solidarias y que están preparadas para vencer la adversidad. ¡Así deberían de ser todas las familias!



Familias dolorosas

Pero hay familias incompletas, no estables, irregulares. A veces heridas por la muerte de un cónyuge que es una experiencia que marca para toda la vida.

Otras veces son familias a las que lo que las hiere es la irresponsabilidad. ¿Cuántas mamás solteras conocemos? Lo más seguro es que en nuestra familia haya por lo menos una mujer que se quedó esperando que le cumplieran con un hijo para el que ella tiene que ser padre y madre.

Los valores familiares que todavía tenemos hacen que los papás se hagan cargo de la hija y del nieto, dándole al niño la familia que sus padres no supieron darle.

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¿Qué tiene de malo tener relaciones antes del matrimonio? Hay que preguntárselo a esa infinidad de madres solteras que confiaron en la responsabilidad del hombre.

A veces fallan ambos padres y los abuelos tienen que volver a crear a unos hijos que ya no son suyos. ¡Benditos abuelos que vuelven a vivir cuando ya les tocaba descansar!

Familias dolorosas, pero, a final de cuentas, familias.

Los valores de la familia

¿Qué es lo que hace que una familia sea bonita? ¡El amor!

Para nosotros los católicos, la familia se funda en el amor a Dios y de allí provienen todos los demás valores. El amor conyugal hace presente el amor de Dios en la familia.

El respeto mutuo nace del amor y hace del hogar un lugar en el que somos felices. Todas las familias, aún las incompletas, pueden vivir ese amor que viene de Dios.

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El P. Sergio Román (a.e.p.d) fue sacerdote de la Arquidiócesis Primada de México. Falleció en septiembre del 2021. Fue uno de los principales colaboradores de Desde la fe, por lo que la redacción de este medio de comunicación lleva su nombre.





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