En el Adviento convergen todos los tiempos: pasado, presente y futuro, y su objeto es siempre nuestro Señor Jesucristo.
Cada encuentro auténtico con Jesús sacude los prejuicios y abre nuevos horizontes.
Nuestra vocación a la plenitud requiere la integridad que Cristo mismo nos promete y nos otorga.
Cuando dejamos a Jesús entrar a nuestra casa, Él nos enseña a ser familia, espacio acogedor y comunidad de salvación.
Jesús asoma para nosotros su intimidad con el Padre para comunicarnos su amor y concedernos participar en Él.
Los Reyes Magos nos enseñan que se puede comenzar desde muy legos para llegar a Cristo.