El valor de la esperanza y la paciencia

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COLUMNA

Cultura Bíblica

¿Qué nos dice la lectura del Evangelio de hoy sobre la Cuaresma?

Seguir a Jesús no es algo fácil, ya que según él lo expresó: “quien quiera seguirlo deberá negarse a sí mismo y tomar la cruz de cada día”.

8 marzo, 2020

La Transfiguración (Mt 17, 1-9)

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a solas con Él a un monte elevado. Ahí se transfiguró en su presencia: su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. De pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías, conversando con Jesús. Entonces Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres, haremos aquí tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Cuando aún estaba hablando, una nube luminosa los cubrió y de ella salió una voz que decía: “Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo puestas mis complacencias; escúchenlo”. Al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor. Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: “Levántense y no teman”. Alzando entonces los ojos, ya no vieron a nadie más que a Jesús. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: “No le cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos”.

¿Qué nos dice la lectura del Evangelio de hoy sobre la Cuaresma?

¿La referencia de Pedro a hacer tres tiendas tiene que ver con la fiesta judía de las cosas? ¿En qué sentido no lleva en el camino cuaresmal este episodio de la Transfiguración? Leer: ¿Cómo vencer las tentaciones en la Cuaresma? En el libro del Éxodo (15-17) encontramos la narración del camino que realizó el pueblo de Israel al salir de Egipto hasta llegar a la Montaña del Sinaí. La fiesta de las tiendas, o de las chozas, pretende recordar el tiempo de camino que hizo el pueblo de Dios por el desierto, tiempo en que no vivían en casas de piedra o de ladrillos, sino en moradas pasajeras. Esta fiesta se celebra hacia la última semana del mes de septiembre, tiempo en que se recolectan los frutos de los árboles. La fiesta de las chozas o tiendas o enramadas también está muy relacionada con la Alianza que realizó Dios con su pueblo en el monte Sinaí y que quedó condensada en la Ley de Moisés, particularmente el decálogo (Ex 20,1-17). Ahora bien, en el relato que leemos hoy Pedro dice a Jesús: “hagamos tres enramadas o chozas para que podamos quedarnos aquí”. Esta propuesta podría hacer referencia o estar relacionada con la fiesta de las tiendas en el sentido de que la Transfiguración sirve como una teofanía en un monte, comparable a la manifestación de Dios en el Monte Sinaí, y la orientación hacia la Nueva Alianza, comparable a la Alianza realizada por medio de Moisés. Jesús reúne a Moisés y Elías, los dos personajes más significativos del Antiguo Testamento y se encuentra en medio de ellos, por lo tanto, es el más importante. La voz que venía de la Nube da testimonio en favor de Jesús como el Hijo amado a quien hay que escuchar y en este sentido nos ayuda a comprender la importancia de este texto al inicio del tiempo de la Cuaresma. Seguir a Jesús no es algo fácil, ya que según él lo expresó: “quien quiera seguirlo deberá negarse a sí mismo y tomar la cruz de cada día”. También ya había avisado a los suyos que el camino conducía hacia Jerusalén y allí sería traicionado, entregado a los paganos los cuales lo crucificarían, pero resucitaría al tercer día. Si pensamos en la Cuaresma como el paso por el desierto, el único guía seguro para llegar a buen puerto es Nuestro Señor Jesucristo. Su señorío y liderazgo en nuestras vidas no admite componendas, o se le escucha y obedece o nos perderemos irremediablemente.

La Transfiguración (Mt 17, 1-9)

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a solas con Él a un monte elevado. Ahí se transfiguró en su presencia: su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. De pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías, conversando con Jesús. Entonces Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres, haremos aquí tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”.

 

Cuando aún estaba hablando, una nube luminosa los cubrió y de ella salió una voz que decía: “Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo puestas mis complacencias; escúchenlo”. Al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor. Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: “Levántense y no teman”. Alzando entonces los ojos, ya no vieron a nadie más que a Jesús. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: “No le cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos”.

¿Qué nos dice la lectura del Evangelio de hoy sobre la Cuaresma?

¿La referencia de Pedro a hacer tres tiendas tiene que ver con la fiesta judía de las cosas? ¿En qué sentido no lleva en el camino cuaresmal este episodio de la Transfiguración?

Leer: ¿Cómo vencer las tentaciones en la Cuaresma?

En el libro del Éxodo (15-17) encontramos la narración del camino que realizó el pueblo de Israel al salir de Egipto hasta llegar a la Montaña del Sinaí. La fiesta de las tiendas, o de las chozas, pretende recordar el tiempo de camino que hizo el pueblo de Dios por el desierto, tiempo en que no vivían en casas de piedra o de ladrillos, sino en moradas pasajeras.

Esta fiesta se celebra hacia la última semana del mes de septiembre, tiempo en que se recolectan los frutos de los árboles. La fiesta de las chozas o tiendas o enramadas también está muy relacionada con la Alianza que realizó Dios con su pueblo en el monte Sinaí y que quedó condensada en la Ley de Moisés, particularmente el decálogo (Ex 20,1-17).

Ahora bien, en el relato que leemos hoy Pedro dice a Jesús: “hagamos tres enramadas o chozas para que podamos quedarnos aquí”.

Esta propuesta podría hacer referencia o estar relacionada con la fiesta de las tiendas en el sentido de que la Transfiguración sirve como una teofanía en un monte, comparable a la manifestación de Dios en el Monte Sinaí, y la orientación hacia la Nueva Alianza, comparable a la Alianza realizada por medio de Moisés.

Jesús reúne a Moisés y Elías, los dos personajes más significativos del Antiguo Testamento y se encuentra en medio de ellos, por lo tanto, es el más importante.

La voz que venía de la Nube da testimonio en favor de Jesús como el Hijo amado a quien hay que escuchar y en este sentido nos ayuda a comprender la importancia de este texto al inicio del tiempo de la Cuaresma.

Seguir a Jesús no es algo fácil, ya que según él lo expresó: “quien quiera seguirlo deberá negarse a sí mismo y tomar la cruz de cada día”. También ya había avisado a los suyos que el camino conducía hacia Jerusalén y allí sería traicionado, entregado a los paganos los cuales lo crucificarían, pero resucitaría al tercer día.

Si pensamos en la Cuaresma como el paso por el desierto, el único guía seguro para llegar a buen puerto es Nuestro Señor Jesucristo. Su señorío y liderazgo en nuestras vidas no admite componendas, o se le escucha y obedece o nos perderemos irremediablemente.