Un paso más contra la democracia
¿Dónde están los legisladores para defender y mejorar las instituciones que nos permiten vivir con democracia y gobernabilidad?
Comisionado de la Doctrina de la Fe en la Arquidiócesis Primada de México y miembro de la Comisión Teológica Internacional (CTI). Es director del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano y fue rector de la Universidad Pontificia de México, cargo que ocupó durante tres trienios.
Después de la descomunal afrenta contra la democracia realizada por el Presidente de la República en el pasado Proceso Electoral, utilizando ilegalmente recursos y personal del gobierno, la manipulación mediante las pensiones a adultos mayores y subsidios a grupos sociales, y otras trampas bien ensayadas, ahora los oficialistas buscan quedarse con una representación en el Congreso que no obtuvieron en las urnas, a fin de acabar con la incipiente democracia mexicana, anulando los organismos autónomos y al Poder Judicial.
Nadie tiene derecho a convertir los votos recibidos en un instrumento para acabar con la misma democracia que les ha dado la posibilidad de gobernar. Nadie puede afirmar que la mayoría legislativa y el Poder Ejecutivo ganados, con todo y las ilegalidades señaladas, les da derecho a hacer y deshacer las instituciones y la estabilidad de nuestro Estado.
¿Dónde está la voz de la presidenta electa para evitar este atropello?, ¿dónde está la supuesta preparación científica que tiene para dejar de lado el fanatismo y las falsedades ideológicas?, ¿dónde están los legisladores para defender y mejorar las instituciones que nos permiten vivir con democracia y gobernabilidad? ¿cómo es posible que se permita a un gobernante que va de salida dar la última estocada a la democracia?
Si los miembros de los poderes Ejecutivo y Legislativo no están a la altura moral y constitucional para defender la institucionalidad de nuestra patria, queda en manos de la ciudadanía, especialmente la
sociedad civil organizada y los distintos sectores políticos de oposición, impedir que México retroceda en su desarrollo tan difícilmente alcanzado. Si no se hace algo contundente ahora, tendremos un camino más difícil hacia adelante.
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*Los artículos de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.