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“Aquí todos caminamos juntos”

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  • En 50 años, esta iglesia en Las Águilas ha formado una comunidad plural, en la que niños con discapacidad reciben una formación en la fe.

Valeria Ordoñez Ghio

En la Parroquia de la Inmaculada y San Pío, en la colonia Las Águilas de la Ciudad de México, se pueden encontrar a diversos grupos de personas que comparten las mismas fiestas y el mismo templo, están los Hermanos Capuchinos, los consagrados, la feligresía y personas con capacidades diferentes.

De acuerdo con el padre Marco Antonio Hernández, párroco del templo, la iglesia surgió como “una donación de personas pudientes”, pero fueron los colonos los que pusieron su trabajo, ya que muchos llevaron piedras y colaboraron en su construcción.

Este 4 de octubre, día de la festividad de San Francisco de Asís, co-patrón de la iglesia y fundador de los Hermanos Capuchinos, la iglesia celebró 50 años de tener el rango de parroquia y reconoce el esfuerzo de su feligresía.

“Esta iglesia no es solamente de los Hermanos Capuchinos, sino de toda la comunidad que vino a poner su piedrita”, comentó el párroco, quien asegura que el sentido de unidad en la comunidad es más grande que las diferencias entre ellos. La iglesia colinda tanto con barrios de alta plusvalía como con barrios donde habita gente de escasos recursos, ambos grupos se encuentran y conviven en misa.

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“A pesar de que sean grupos y personas tan diversas, al final lo que nos une es una relación fraterna”, dijo Eduardo González, uno de los Hermanos Capuchinos que viven en la casa de formación anexa al templo.

Además, en esta parroquia existe una importante promoción de la Catequesis CADIAM, un programa de educación espiritual de la Arquidiócesis de México diseñado para niños con discapacidad. Se ha distribuido en el país y busca fomentar y preparar en la fe a niños que requieren atención especializada.

En la Parroquia de la Inmaculada y San Pío, los niños de CADIAM participan activamente en misas mensuales donde son los encargados de llevar las ofrendas y, como parte de una nueva iniciativa, acompañar la oración del Padre Nuestro en lenguaje de señas.

“Veo el amor de Dios que no conoce estado social ni situación económica. Todos caminamos juntos”, dijo el Padre Marco.





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