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Ángelus dominical: Las adversidades de la vida

21 marzo, 2021
Ángelus dominical: Las adversidades de la vida
Angelus Dominical.

NO ESTÁN USTEDES para saberlo pero escribo en uno de mis tantos insomnios (voy al ritmo de dos por año) y lo hago teniendo como fondo musical las notas del Stabat Mater, cántico dedicado a la Virgen María y que ha tenido un titipuchal de versiones en todos -¡TODOS!- los estilos y épocas desde la Edad Media a nuestros días…

EN AÑOS ANTERIORES ya he comentado que hasta grupos de rock y otros parecidos, afines o conexos -en pleno siglo XXI- han dado su propia versión a las coplas escritas -tal vez- por el franciscano Jacopone de Todi, allá en el siglo XIII, acaso impulsado por el Papa Inocencio III…

EN ESTA OCASIÓN la versión de fondo es de Juan Matías, músico indígena del siglo XVII, oaxaqueño; me la encontré en una superficial búsqueda en internet, y junto con esta versión, salieron otros temas propios de Semana Santa, como las interpretadas por la banda de música autóctona de Yalálag, y no te cuento más, porque le pediré a mi editor que envíe a uno de sus reporteros por esos lares para que nos ilustre más…

VUELVO DIRECTO al Stabat Mater y te invito a que lo busques y lo recites (ya en latín, ya en español) el próximo viernes 26, que en este año 2021 resulta que será “Viernes de Dolores”, cuando tradicionalmente nos acercamos a la Virgen María -firme, fuerte y valiente- junto a la cruz de su Hijo, nuestro Salvador…

EN ELLA, DOLOROSA, el llanto humano nos amalgama hasta hacernos -otra vez- hermanos, el sufrimiento nos iguala con carta de ciudadanía universal y la soledad nos trae al recuerdo una parte importante de nuestra condición mortal: no podemos cruzar este mundo sin asimilar el dolor, sin darle un sentido de trascendencia…

ASÍ COMO EL LENGUAJE, también es propio del homo sapiens llenar de significado los momentos y hechos cruciales de nuestra existencia: elefantes y conejos ciertamente sufren, pero no son capaces de trascender al dolor; abejas y delfines -entre otros muchos- ciertamente se “comunican” instintivamente, pero ni el perro más amaestrado, ni el gato más doméstico son capaces de utilizar con inteligencia una sola palabra…

LA PANDEMIA Y SUS EFECTOS nos han estremecido y golpeado con dureza, han logrado cambiar en poco tiempo los modos y las rutinas a que estábamos acostumbrados o amañados, y solo con inteligencia y sensatez -muy humanas, por cierto- podremos salir adelante y hasta darle un sentido y valor: los animales, nunca…

RESULTA DIFÍCIL -por no decir casi imposible- para un mortal distraído y superficial poder llenar de sentido lo duro y áspero de la condición humana, como la enfermedad y la muerte, por englobar ahí las contrariedades, fracasos, abusos, pérdidas, sinsabores, desilusiones, penas, injusticias, desdichas, congojas, aflicciones, amarguras, dolencias, y lo que me haya faltado mencionar…

PARA LOS HIJOS de Eva que suelen preguntarse y responderse sobre todo lo posible en este valle de lágrimas, es un poco más fácil entender que nuestra existencia es un proceso, que en el antes y el después la vida se va yendo entre ensayo y error, entre esfuerzos y éxitos salpicados de trabajos y sudores; ¡bendito sea Dios que hay tantos y tantas que no le rehúyen a las adversidades de la vida!…

PARA QUIENES ABRIMOS el corazón y la mente a las enseñanzas de Jesús y al testimonio de la Virgen María, así como al de todos los santos y otros no tan santos -pero también esforzados y comprometidos-, tenemos la oportunidad de darle un sentido trascendental al dolor, al sufrimiento y ¡hasta la misma muerte!, de modo que no se quedan ya en un mero filo que atormenta y mata, sino que abren una llaga por donde podemos entregar el alma toda a quien necesite…

Y QUE NADIE OSE deformar las palabras de Jesús ni su preocupación por el pecador, pues en tiempos remotos y cercanos no faltan los que tachan a la Iglesia de cometer el terrible “pecado” de no-actualizarse, cuando esta expresión significa que deba acomodarse a modas o vaivenes que no pueden justificarse de modo alguno…



YO HE VENIDO para que tenga vida, y la tengan en abundancia (Jn 10,10), dijo Jesús y lo dijo muy claro; no señaló que vino para acomodarse a dislates o pareceres, ni que estaría a merced de opiniones o criterios de conveniencia, tampoco prometió que se ajustaría a criterios de políticos o filósofos por muy populares que fueran; y la Iglesia quiere seguir fielmente la enseñanza de Jesús: lo que Dios unió, que no lo separe el hombre…

Y LO QUE DIOS UNIÓ desde el principio (tanto en los racionales como en los irracionales, y no estamos hablando de amibas o mosquitos), fue al hombre y a la mujer, para que ellos fueran complemento y plenitud, para que en ellos se culminara la obra de la creación, para que ellos fueran muestra y garantía de su presencia en este mundo, “a su imagen y semejanza” los creó…

OTRA VEZ VUELVO al Stabat Mater y lo que se deja entrever en medio del dolor más tremendo: el hombre (Jesús) y la mujer (María) que juntos y en el extremo dan vida y vida en abundancia, dan tanta vida que el sepulcro quedará vacío y la esperanza colmada y sobrepasada, y tanta vida que ahora Él es el Señor, y Ella es Madre de todos los hombres…

 

 

[email protected]

El padre Eduardo Lozano es sacerdote de la Arquidiócesis Primada de México. 

 

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