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La conservación de la tilma de Juan Diego, un suceso inexplicable

Que la tilma de Juan Diego se haya conservado intacta durante tantos años es prueba del milagro guadalupano.

9 diciembre, 2018
La conservación de la tilma de Juan Diego, un suceso inexplicable
La tilma de Juan Diego ha sido estudiada en varias ocasiones y no queda claro cómo se ha conservado tantos años

A lo largo de la historia, la Virgen María se ha aparecido en varias ocasiones y en diversos países, aunque el caso mexicano es único en el mundo, pues sólo la Guadalupana dejó impresa su imagen, y lo hizo en una tilma, una humilde tela de fibra de agave de origen indígena que vestía Juan Diego.

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La tilma ha sido estudiada en diversas ocasiones por múltiples especialistas, y los resultados hacen que siga vigente el milagro guadalupano.

En 1946, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) analizaron un pequeño pedazo de la tilma de Juan Diego y determinaron que, efectivamente, se trataba de fibra de agave.

En entrevista con Desde la fe, el doctor Adolfo Orozco, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, asegura que una fibra textil con estas características no puede subsistir un periodo de más de 20 o 25 años sin pudrirse.

En cambio, la imagen de la Virgen permanece en un excelente estado de conservación pese a que durante los primeros 116 años no tuvo ningún tipo de protección.

Imagen de la Virgen de Guadalupe. Foto: María Langarica

Imagen de la Virgen de Guadalupe. Foto: María Langarica

“Estuvo simplemente pegada a la pared y sometida a la radiación de veladoras, a que la besaran y la tocaran. Además, en un ambiente sumamente húmedo y muy salitroso, lo que hace que cualquier tela se pudra, sobre todo una tan humilde, tan corriente, como una tela de agave”, dice.

“No hay una explicación científica al hecho de que la tilma se mantenga en tan buen estado de conservación”.

El especialista recuerda que en 1791 se realizó una copia fiel de la tilma de Juan Diego, utilizando una tela de características muy similares a la original, y se colocó en la iglesia de El Pocito, ubicada en el Tepeyac.

“Esa pintura no duró ni ocho años. Antes de ese tiempo tuvo que tirarse a la basura porque todos los colores habían cambiado y la fibra se había roto, y eso que esa imagen estuvo protegida con vidrio desde el principio”, agrega el experto, quien también es presidente del Centro Mexicano de Sindonología.

De acuerdo con el especialista, estas no son las únicas particularidades de la tilma que no encuentran explicación científica. Por ejemplo, la textura de la tela se asemeja más a la de la seda, algo que se corroboró en dos momentos: primero, por las Investigaciones Jurídicas de 1666 y, más tarde, en 1751, por el pintor mexicano, Miguel Cabrera.



Autor

Periodista. Ha trabajado en radio, agencias de noticias y prensa escrita.