29 de octubre, Chiara Badano: la beata que ofreció su dolor por amor a Dios en medio del cáncer
Con solo 18 años, Chiara “Luce” Badano enseñó al mundo el valor del sufrimiento ofrecido a Dios. Conoce su vida, su mensaje y su camino a la santidad.
El 29 de octubre recordamos a Chiara “Luce” Badano, una joven que dio testimonio con su vida al entregarle a Dios su sufrimiento tras padecer los dolores del cáncer y morir a causa de esta enfermedad.
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Vida de la beata Chiara Badano
Chiara nació el 29 de octubre de 1971 en Sassello, Liguria, Italia. Desde muy pequeña manifestó su gran amor por Dios en su forma de ser y en sus palabras. Aunque era obediente y amable, también la caracterizaba su personalidad fuerte y determinada. Siempre contaba con una sonrisa y una mirada llena de luz.
A los 9 años conoció el Movimiento de los Focolares e ingresó a su grupo juvenil llamado Gen (Generación Nueva). Tanto en este grupo como en su vida cotidiana, destacó por no hablar de Jesús sino de transmitirlo con su propia vida: “Yo no tengo que hablar De Dios, tengo que dárselo a todos”.
La fundadora de los Focolares, Chiara Lubich, y Chiara, crearon un vínculo especial, por lo cual, Lubich le puso un sobrenombre que reflejaba la personalidad de la pequeña Chiara: “Luce” (luz, en español): “es la luz ideal que vence al mundo”.
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Una enfermedad para entregar a Cristo
En 1988, cuando tenía 17 años, encontraron un tumor en el hombro. Se trataba de un sarcoma osteogénico con metástasis, el cual es tipo de tumoración agresiva y muy dolorosa. Sin embargo, por su fe y carácter determinante, la joven se propuso a superar la enfermedad, aceptando el tratamiento de quimioterapia y seguir con su vida, llena de alegría.
Solía decir de manera constante que todos sus sufrimientos los ofrecía a Dios, repitiendo “por Jesús, por Jesús”, y “Esto lo hago por ti, Jesús. Si tú lo quieres, yo también”.
Poco a poco, su enfermedad le quitó movilidad y con el tiempo quedó postrada en cama. Esto, en lugar de desanimarla, la motivó a ofrecer su sufrimiento: renunció a tomar sedantes y analgésicos con la intención de acompañar a Cristo en su dolor.
Sus amigos solían visitarla para darle ánimos; sin embargo, eran ellos quienes se sentían más animados después de verla, encendiendo en ellos el deseo de estar cerca de Jesús. También se convirtió en una fuente de consuelo para quienes la rodeaban: a pesar de su enfermedad, dedicó a acompañar a un joven que padecía depresión, y además apoyó económicamente a un amigo que partió de misión humanitaria a África, entregándole todos sus ahorros.
Chiara tenía presente la posibilidad de morir, por lo que procuraba unirse más a Jesús. Su enfermedad avanzó rápidamente a pesar del esfuerzo de los médicos y perdió la movilidad de las piernas por completo.
Ante tal situación, Chiara expresó a sus padres: “Si tuviera que elegir entre caminar o ir al paraíso, elegiría esta última posibilidad”, en un momento en que ya no pedía sanar, sino prepararse para el encuentro definitivo con Jesús.
Chiara Badano: “Sé feliz porque yo lo soy”
En julio de 1989, después de sufrir una fuerte hemorragia, Chiara llamó a sus padres para decirles “ No derramen lágrimas por mí. Yo voy donde Jesús. En mi funeral no quiero gente que llore, sino que cante fuerte”, palabras que indicaban que su final estaba cerca.
En su lecho, Chiara pedía en oración ser capaz de cumplir con la voluntad De Dios hasta el último momento: “No le pido a Jesús que me venga a buscar para llevarme al paraíso; no quisiera darle la impresión que no quiero sufrir más”.
El domingo 7 de octubre de 1990, Chiara celebró lo que llegó a llamar su “fiesta de bodas”, entregando su cuerpo y alma a Dios, con un tránsito sereno y acompañada de sus padres. En la puerta, sus amigos más cercanos estuvieron con ella haciendo oración. Sus últimas palabras las dijo a su madre: “Chao, mamá. Sé feliz porque yo lo soy”.
A sus funerales asistieron cerca de 2 mil personas.
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Beatificación
En 2009, el Papa Benedicto XVI reconoció de forma pública el milagro que dio paso a la beatificación de Chiara:
Una familia italiana pidió intercesión por su pequeño hijo que sufría una meningitis severa que amenazaba con colapsar cada uno de sus órganos internos.
Después de hacer oración, el niño se reincorporó sin problemas de salud. Los médicos que lo trataron no encontraron una explicación para lo ocurrido.
Por este motivo, Chiara Luce Badano fue beatificada el 25 de septiembre de 2010. Su fiesta litúrgica se declaró el día de su cumpleaños, el 29 de octubre.
El Arzobispo, Angelo Amato, expresó de Chiara: “Ella nos invita a reencontrar la frescura y el entusiasmo de la fe… a todos se les ha dado la gracia suficiente para llegar a ser santos”.

