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¿Es correcto llevar a mi perro a Misa?

Actualmente, las mascotas, especialmente los perros, pueden entrar a varios lugares, como centros comerciales o restaurantes, pero ¿es lícito que entren a Misa?

8 septiembre, 2024
¿Es correcto llevar a mi perro a Misa?
El término ‘perrhijo’ podría llegar a ser aceptable si con éste sólo se busca expresar una relación muy cercana con un perrito. Foto: Alfredo Márquez/DLF

El tema ha generado intensos debates en las redes sociales, donde proliferan los videos virales y se plantean repetidamente las preguntas: ¿Es lícito llevar mascotas a la Iglesia e ir con ellas a Misa? ¿Pueden los “perrhijos” reemplazar a los hijos? El padre José Alberto Medel, responsable de Liturgia de la Diócesis de Xochimilco en la Ciudad de México, ofrece su respuesta.

¿Puedo llevar a mi perrito a Misa?

 

El sacerdote cuestiona: “¿Quién considera correcto llevar a sus perros a misa? Yo creo que lo hace una persona que ha perdido el sentido de lo que se celebra allí”.

Explica el padre Medel que “la eucaristía tiene lugar en los templos”, lugares que, por definición, se diferencian de lo profano. Ciertamente, “el templo es el sitio específico del culto religioso; y en el caso nuestro, el templo es el lugar donde ofrecemos el santo sacrificio, la liturgia toda; pero específicamente el santo sacrificio de Cristo en la Misa”.

Más aún, abunda el padre Medel: la Misa “exige toda nuestra concentración, todo nuestro tiempo, todo lo que somos y tenemos”. En este aspecto, deja claro que: “No hay nada que justifique” llevar nuestras mascotas a Misa.

“En el mismo plano tendríamos que preguntarnos si en la misa nos podemos dormir, si podemos contestar mensajes o podemos salirnos para atender el celular, si es correcto estar en la misa conversando. Todas estas preguntas parten de una premisa común: la desacralización, el haber perdido el sentido de lo sagrado del templo y del culto litúrgico; y todavía más, la desacralización de la Misa”, advierte.

“Si yo me formo en mi fe y descubro el gran valor que tiene la Santísima Eucaristía en mi vida, no tendría por qué hacerme esta pregunta, ni tendría por qué existir en mí esta disyuntiva de si puedo llevar o no a mis perros a la Misa”, abunda, e insiste en una invitación: “Valoremos la santa Misa y veámosla siempre con el decoro, la solemnidad y la devoción que merece”.

¿Qué dice la Iglesia sobre los “perrhijos”?

El sacerdote hace algunas consideraciones. La primera se refiere al término “perrhijos”. Aunque la Fundación para el Español Urgente (Fundéu) sugiere escribir “perrohíjos”, el padre señala que, aunque “de alguna manera todos entendemos lo que se quiere expresar”, es necesario indagar el significado y las implicaciones detrás de esa palabra.

El padre estima que “decir perrjijos, aunque nos resulte común, en realidad es preocupante”, y cuestiona: “¿Quién puede pensar que un perro es su hijo?”. Aunque matiza que algunos puedan querer referirse al “apego, el cariño y la cercanía que tienen con sus perritos”, pues “los aman tanto que los consideran casi casi sus hijos”, han de estar muy conscientes de que “¡no lo son!”.

De igual forma, advierte que “hay quienes piensan que efectivamente son sus hijos. Incluso hay parejas que prefieren tener perros en vez de tener hijos”. Y esto es moralmente inaceptable. Como argumento, el padre Medel recuerda lo que el mismo Papa Francisco ha señalado: que esa acción “habla más bien de un desequilibrio, de una laguna emocional interior”. Y que, si bien un perrito “nos despierta muchas emociones y sentimientos, nunca llegará a ser un hijo”.

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El sacerdote también sostiene que un animalito doméstico “tiene apego a nosotros, es dependiente de nosotros y nos mira casi diciéndonos ‘te amo’”, pero nos brindan un afecto que difiere del “amor humano”, el cual implica un “amor libre, inteligente y racional”, por lo que no se compara con el de las mascotas, ya que se trata de seres vivos que presentan “una naturaleza distinta a la nuestra”.

Sin embargo, el sacerdote aclara que desde un punto de vista superficial, el término ‘perrhijo’ podría llegar a ser aceptable si con éste sólo se busca expresar una relación muy cercana con un perrito. Pero, insiste: “Cuando se refiere a una persona que de verdad sustituye la posibilidad de tener hijos por, en cambio, adoptar algún perrito, estamos hablando de otra cosa que debería preocuparnos; y hay que poner atención, porque está sucediendo en muchos lugares”.



Autor

Ex editor de medios católicos con rica experiencia en el desarrollo de contenido SEO, branding y manejo estratégico de plataformas digitales.