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COLUMNA

Espacios seguros

Amar es cuidar, cuidar es amar

Si mamá o papá no “existieran”, es necesario que “alguien” realice esta función, de amar con total desinterés, con corazón de madre.

21 noviembre, 2023

“Lo que Dios quiere… es que se santifiquen que se a abstengan de todo acto impuro… que en esta materia, nadie ofenda a su hermano ni abuse de él, porque el Señor castigará todo esto…” (1 Tes. 4, 1-8)

El cuidado de las personas más vulnerables en nuestra Iglesia, en nuestras casas o servicios que prestamos en la sociedad, más allá de un trabajo, es un servicio que hacemos desde el amor, con pureza en el corazón y responsabilidad afectiva. Por lo cual, tras años de experiencia trabajando con personas en condiciones muy precarias y como madre en la fe, brindo los siguientes tres consejos para prevenir cualquier tipo de riesgo de abuso, maltrato o violencia:

Primer Consejo: dedicar tiempo a nuestros hijos e hijas. Con interés por ellos es una de las formas más nobles y más efectivas de cuidarlos. Ya sea para prevenir males o experiencias adversas, o bien, cuando ya se ha pasado por la lamentable experiencia de abuso o maltrato.

Segundo Consejo: las niñas y los niños como cualquier persona, necesitan ser y saberse amados. Una manifestación de este amor es el escucharlos: con los ojos, con la expresión corporal y facial, con el corazón y el alma. Así ninguna niña o niño sentirá lo qué es el abandono, el descuido, el desinterés o la negligencia por su persona; al contrario, siempre se le encontrará la sonrisa en el rostro, en su alma paz y la seguridad en sí mismo(a).

Tercer consejo: formación continua. Ser padres, tutores o cuidadores no es fácil, por lo que es importante acercarse a personas que han estudiado las mejores maneras de cuidado de niñas, niños y adolescentes; es por esto que podemos buscar capacitaciones, actualizaciones, talleres o charlas para no repetir el maltrato, para formarse a interactuar con el otro de manera sana, desarrollar la capacidad de comprensión y de la escucha activa. Si mamá o papá no “existieran”, es necesario que “alguien” realice
esta función, de amar con total desinterés, con corazón de madre.