3 preguntas para reflexionar en “Corpus Christi”

Cada año vivimos la Solemnidad de Corpus Christi como una de las fiestas de guardar, hasta cierto punto, es posible que lo hagamos más por obligación que por convicción, lo cual resulta una tristeza cuando entendemos su real envergadura: la bendición de tener la presencia de Cristo vivo y resucitado a través del Sacramento de la Eucaristía.

El Cuerpo y la Sangre de Cristo, va más allá de las historias que conocemos sobre su nacimiento, sus milagros, su pasión y resurrección, la Solemnidad de Corpus Christi enciende nuestra esperanza y nuestra fe al recordarnos la hermosa promesa que el propio Jesús nos hizo y que quedó magistralmente plasmada en el Evangelio según San Mateo 28,20: “Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”.

Es tan inmensa la fuerza de esta promesa, es tan contundente que si la meditáramos diariamente el sentido de toda nuestra existencia cambiaría, aprenderíamos a ver el mundo con una perspectiva muy distinta, a través de la mirada de Jesús quien nos observa y nos espera para su encuentro.

Claro está que, desafortunadamente, a veces ni siquiera sabemos el significado de esta Solemnidad. Sin embargo, nunca es tarde para comenzar a vivirla a profundidad, permitiendo que la presencia de Dios inunde nuestra vida y, al mismo tiempo, seamos también un testimonio vivo de que Dios está entre todos nosotros, si nos disponemos a buscarlo día con día en el Santísimo Sacramento.

Pensando en esto, me hice tres preguntas que quiero compartirte para que juntos reflexionemos sobre el significado de Corpus Christi:

¿Qué harías o dirías si en este momento tuvieras frente a ti a Jesús?

¿Le pedirías perdón, le darías las gracias, lo abrazarías con fuerza, le dirías cuanto lo amas, le reclamarías algo o le pedirías algo? Si tuvieras esa magnífica oportunidad… ¿cómo la aprovecharías?

¿Cómo cambiaría tu vida a partir de ese momento?

No sé cuál sea tu respuesta, pero en mi caso pienso que los momentos de dolor se transformarían en momentos de mayor unión con Él; los momentos de tranquilidad serían un motivo más para mi constante agradecimiento y los momentos de soledad y vacío ya no existirían, pues Él todo lo llena.

¿Cuál sería el sentido de tu vida a partir de este encuentro?

El para qué de nuestra existencia ya no debería ser el mismo cuando experimentamos el encuentro con Cristo, nuestra alma tendría que quedar tan fulminada por su amor que cada una de nuestras acciones tendrían que ir destinadas a agradarle, a amarle, servirle y buscarle en cada paso.

Pero Dios nos ha dado la libertad para creerle y para amarle, quiere que seamos nosotros quienes caminemos a su encuentro, Él está ahí esperándonos cada día.

Pensemos que la posibilidad de verlo de frente está a nuestro alcance en cada misa y frente al Sagrario, y aunque no veamos a Jesús como hombre, sí que podremos sentir su presencia a través de la transubstanciación (conversión de las sustancias del pan y del vino en el cuerpo y sangre de Jesucristo).

“No desaprovechemos tan gran oportunidad de negociar con Dios. Él (Jesús) no suele pagar mal el hospedaje si lo recibimos bien”. Santa Teresa de Ávila

La Solemnidad de Corpus Christi nos recuerda que Jesús no es un personaje histórico, sino que es nuestro Dios, quien nos amó hasta el extremo y dio su vida por nosotros, pero no sólo eso, sino que además se quedó entre nosotros para siempre, regalándonos el maravilloso milagro de su Santa Presencia en la Eucaristía.

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