Los berrinches
Necesitamos desarrollar infancias con un cerebro resiliente, que tenga como objetivo forjar capacidades en lugar de erradicar los comportamientos indeseados
Solemos pensar que los berrinches son actos irracionales que realizan los niños para llamar la atención de los adultos. Lo cierto es que evidencian un cerebro desregulado, que está sufriendo cambios.
En los berrinches, el cerebro está siendo sobrepasado por las emociones, a lo que se suma un agente externo a través de un grito, un golpe o una amenaza, de tal suerte que éste parece haber puesto la solución, sin embargo, lo que realmente está pasando es que la persona está experimentando un estado de congelamiento, lo cual no permite ordenar sus emociones.
El asunto aquí no es cómo le hacemos para “terminar” con los berrinches, sino cómo logramos que los niños recuperen el equilibrio. Podemos enseñarles el semáforo emocional:
•Vía verde. Quiere decir que nuestro cerebro está en afirmativo, y eso significa que está en calma y control, que se siente seguro y con la capacidad de conectar con los demás y solucionar problemas.
•Vía roja. El sistema simpático pasa por un estado de pérdida de control, es un estado negativo del cerebro: está enojado, molesto o estresado.
•Vía azul. Es la rama del sistema nervioso parasimpático dorsal, que es cuando sentimos miedo, congela- miento, descenso de la presión sanguínea.
Necesitamos desarrollar infancias con un cerebro resiliente, que tenga como objetivo forjar capacidades en lugar de erradicar los comportamientos indeseados, para que aprendan a superar adversidades, desarrollen confianza en sí mismos, exploren el mundo y sepan que, ante aquellas cosas que los hagan sentir mal, siempre encontrarán en nosotros alguien que los consuele y proteja.
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