¿Qué sucedió en la Transfiguración del Señor?
El 6 de agosto la Iglesia celebra la Transfiguración del Señor. Te explicamos qué significa.
En aquel tiempo, Jesús se hizo acompañar de Pedro, Santiago y Juan, y subió a un monte para hacer oración. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se hicieron blancas y relampagueantes.
De pronto aparecieron conversando con Él dos personajes, rodeados de esplendor: eran Moisés y Elías. Y hablaban de la muerte que le esperaba en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño, pero, despertándose, vieron la gloria de Jesús y de los que estaban con Él. Cuando éstos se retiraban, Pedro le dijo a Jesús: “Maestro, sería bueno que nos quedáramos aquí y que hiciéramos tres chozas: una para ti, una para Moisés y otra para Elías”, sin saber lo que decía.
No había terminado de hablar, cuando se formó una nube que los cubrió; y ellos, al verse envueltos por la nube, se llenaron de miedo.
De la nube salió una voz que decía: “Este es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo”. Cuando cesó la voz, se quedó Jesús solo. Los discípulos guardaron silencio y por entonces no dijeron a nadie nada de lo que habían visto. (Lc 9, 28-36)
El episodio de la Transfiguración del Señor se encuentra después del primer anuncio de la Pasión.
Ser el Mesías, para los seguidores de Jesús de Nazareth, significaba, muy probablemente, seguir a un futuro líder militar o al menos político; en cambio, Él les revela que subirán a Jerusalén y allí será traicionado, entregado a los paganos y crucificado. Este mensaje era contradictorio a las expectativas de los discípulos.
Resulta interesante preguntarnos sobre los discípulos que Jesús escogía para que estuvieran más cerca de Él en determinados momentos. La primera ocasión en que esto sucedió fue cuando solamente permitió a Pedro, a Santiago y a Juan que lo acompañaran a sanar a la hija de Jairo, el jefe de la sinagoga. Otra ocasión en que llevó consigo a estos tres amigos fue en Getsemaní y les pidió que velaran y oraran con Él. El papa Juan Pablo II, de feliz memoria, al comentar este texto lo aplicaba al misterio de la vocación a la vida consagrada. A todos vino a salvar Jesús, pero escogió a unos cuantos para que, estando más íntimamente cercanos a Él, fueran testigos de acontecimientos especiales.
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La apariencia transfigurada de Jesús nos lleva a pensar claramente en un estado glorioso. Jesús era mucho más de lo que a simple vista podían juzgar los hombres. Más aún, en Él tienen su centro La Ley -representada por Moisés- y los profetas -representados por Elías-.
La intervención más importante de este pasaje es la voz que proviene de la nube, pues ya desde tiempos del Éxodo, Dios cubría su presencia con una nube y hablaba desde ella. Los discípulos presenciaron la Transfiguración del Señor y escucharon la voz del Padre como una intervención pedagógica que los ayudó a aceptar las palabras de Jesús sobre su Pasión, como dignas de crédito.
Cuando una serie de acontecimientos no ha terminado, es imposible entender el sentido de todas las acciones y situaciones que se viven. Los tres discípulos que subieron al monte con Jesús tuvieron que experimentar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús para poder entender todo el peso que había tenido la experiencia del Tabor. Así mismo, nos puede suceder a nosotros, sobre todo cuando en la vida nos toca sufrir a causa de una enfermedad, o por la falta de trabajo, o por una injusticia o por cualquier otra razón. Solamente podemos entender la pedagogía de Dios hasta que toda la serie de acontecimientos han pasado y vemos la mano de Dios que nos ha fortalecido en todo momento.