Cultura Bíblica

¿Por qué Simeón dirige sus oráculos a la virgen María y no a José?

Lectura del santo evangelio según san Lucas

Lucas 2, 22-40

Cuarenta días depués de la fiesta de la navidad celebramos la fiesta de la presentación del Señor Jesús en el Templo de Jerusalén y la purificación de la virgen María, después de haber dado a luz. Estas dos obligaciones provienen del Antiguo Testamento.

El primogénito debía ser rescatado como lo manda el libro de levítico (Lev 5,7;12,8) en recuerdo del sacrificio de los primogénitos en Egipto (Ex 13,2). La purificación de la mujer que había dado a luz está prescrita en el mismo libro del Levítico (Lev 12,1-7).

Lo que hicieron los padres de Jesús, María y José, no requeriría mayor narración, pero el evangelista se detiene en la intervención de dos ancianos. El sacerdote Simeón, inspirado por el Espíritu Santo, se presenta en el Templo en aquella ocasión.

Como lo presenta el  mismo evangelista en el caso de Zacarías cuando nació su hijo Juan, y María cuando visitó a su prima Isabel,  también Simeón dirige una alabanza, acción de gracias y profecía sobre Jesús el pequeño mesías.

Lo mismo sucede con la anciana profetisa Ana, la cual anuncia a los presentes la importancia del niño que presentaban en aquel momento. Llama la atención que el evangelista también incluya una profecía dirigida a la madre de Jesús, la Virgen María.

Las profecías de hijos extraordinarios las reciben, en el Antiguo Testamento, tanto hombres como mujeres. Por ejemplo, Ajáz rey de Judá recibe de parte de Isaías el anuncio del nacimiento de un hijo que será Emanuel, Dios con nosotros (cfr. Is 7,10-17).

Laq madre de Sansón recibió el mensaje del ángel de Dios del nacimiento de su hijo, y después el mismo ángel se le aparece a su padre llamado Manoaj (Jue 13,1-24). Más cercano a nuestro pasaje, ya en el mismo evangelio de San Lucas (Lc 1,5-25) el anuncio del nacimiento y misión de Juan Bautista se hace a su padre Zacarías.

No existe una razón especial para distinguir por qué Simeón se dirigió a María y no a José. Una posibilidad es que providencialmente no tocó a José acompañar la vida pública del Señor, mientras que a María si le tocó esto.

Mons. Salvador Martínez

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