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COLUMNA

Cultura Bíblica

Evangelio del domingo 19 de noviembre: Dios no espera héroes

Dios no espera héroes sino personas responsables que venzan el miedo y la pereza.

17 noviembre, 2023

Lectura del santo evangelio según san Mateo (25, 14-30)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”.

Su señor le dijo:
“Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”. Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”.

Su señor le dijo:
“Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”. Se acercó también el que había recibido un talento y dijo:

“Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.

El señor le respondió:
“Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”».

A partir de la parábola de hoy me parece que aquellos que reciben más dones, y en general tienen una vida mejor podrían acceder más fácilmente a la salvación que aquellos que recibieron pocos dones ¿Qué tan cierto es esto?



Dios no espera héroes

La parábola que leemos este domingo forma parte del discurso del Señor Jesús sobre el fin del mundo, técnicamente eso conocido como discurso escatológico. Es de notar que el planteamiento afirma que cada quien recibió una cantidad de talentos, lo que equivale a millones de pesos, de acuerdo a su capacidad. El más capaz, recibió cinco talentos, otro recibió dos y el último recibió solamente uno. La parábola tiene como finalidad resaltar la responsabilidad con que cada persona usa los talentos recibidos, por ello también establece una proporción en los frutos o ganancias que presentan. Jesús dijo en otro pasaje, “a quien mucho se le da, mucho se le exige y al que se le confía mucho, más se le pide” (Lc 12,48).

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A nadie se le dispensa el poner a trabajar los dones recibidos. Si alguien piensa que con no perder el talento está bien, se equivoca. En el evangelio de San Lucas (Lc 19,12-27) encontramos una parábola muy parecida pero esta plantea lo siguiente: los trabajadores que recibieron el talento eran diez, cada uno recibió un talento y se le dijo que lo trabajaran. Al retorno del amo, uno de ellos presentó como rendimiento otro cinco talentos, otro dos y así varios. Llegando al último escuchamos la misma escusa “tuve miedo… aquí tienes lo tuyo”.

Como podemos observar en la parábola del evangelio de san Lucas no hay más dones para unos que para otros, todos estamos en igualdad de condiciones. Este planteamiento remarca la gran capacidad de unos para rendir mucho fruto y de otros para rendir un poco menos, como en las parábolas del sembrador donde dice que unos granos rindieron el cieno por uno, otros el ochenta y el treinta, etc… (Lc 8,4-8). Al mirar ambas versiones de la parábola de los talentos podemos apreciar que el amo no se fija si los que pueden más dan más o menos, sino en que todos hayan usado correctamente el talento y rindan frutos. Si aplicamos esto al proceso de la salvación o la santificación, Dios no espera héroes sino personas responsables que venzan el miedo y la pereza.

Mons. Salvador Martínez Ávila es biblista y Rector de la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe.




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