¿Se puede ser feminista y católica? 4 pensadoras que combinan la fe y la lucha por la igualdad

Leer más
COLUMNA

Columna invitada

Constructor del manto de la fe

La Basílica semeja un enorme manto de Fray Gabriel, el de la fe ciertamente y, digo yo, el de la memoria de quienes la construyeron materialmente y de quienes la viven espiritualmente cada día.

20 enero, 2023
Constructor del manto de la fe
Doctor Salvador Guerrero Chiprés
POR:
Autor

Coordinador del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5 CDMX). 

La imagen de la Virgen de Guadalupe es perfectamente visible desde cualquier punto al interior de la Basílica, no hay columnas que obstruyan el contacto visual de las y los feligreses, que pueden participar de la liturgia.

El espacio está diseñado para albergar a 10 mil personas en la parte central y las nueve capillas del piso superior, y en su integración con el atrio crece a 50 mil. Una obra pensada para la perfecta y armónica comunión con la Virgen más venerada en México.

La Basílica de Santa María de Guadalupe, inaugurada el 12 de octubre de 1976, fue diseñada por los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez, José Luis Benlliure, Alejandro Schoenhofer, Javier García Lascuráin y Fray Gabriel Chávez de la Mora.

Este jueves, en el atrio del templo mariano se inauguró la exposición “Fray Gabriel, el artista de la Basílica”, con la que este semanario Desde la Fe hace un homenaje al padre que supo entrelazar su obra espiritual con la arquitectónica.

El arquitecto benedictino, nacido en Guadalajara en 1929, dejó un sello invaluable en sus más de 65 años de carrera y 175 proyectos en los que participó.

Fray Gabriel —como prefería ser conocido por encima de “arquitecto”— fue un ejemplo del valor de anteponer las necesidades de la comunidad con la intención de fomentar la integración espiritual.

Aún antes de que en el Concilio Vaticano II, en octubre de 1962, se hablara de la necesidad de renovar la Iglesia para ajustar a los tiempos modernos, el sacerdote ya había colocado el presbítero en el centro de la capilla de Cuernavaca, para que todas las personas pudieran participar de la liturgia.

Sus diseños arquitectónicos revelan enseñanzas que podemos tener presentes el fomento de la unión y el trabajo comunitario: quitar las barreras que obstruyen la integración y contacto espiritual y emocional.

Esa comunión la plasmó Fray Gabriel en la que es considerada su obra cumbre: la Basílica de Guadalupe y su antecedente la Basílica Efímera, una carpa temporal que en 1970 albergó a 10 mil personas para las celebraciones de la coronación de la Virgen de Guadalupe.

“En la nueva Basílica está el concepto de puerta total, para que se integren en algunas celebraciones el pórtico y el atrio”, dijo el sacerdote, quien en 2020 recibió el Premio Nacional de Arquitectura, en noviembre de 2022 el doctorado Honoris Causa de la Universidad de Guadalajara y falleciera el 17 de diciembre pasado a los 93 años.

La Basílica semeja un enorme manto de Fray Gabriel, el de la fe ciertamente y, digo yo, el de la memoria de quienes la construyeron materialmente y de quienes la viven espiritualmente cada día.

Más articulos del autor: El Sembrador


Autor

Coordinador del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5 CDMX).