¿Por qué afirmar que María es siempre Virgen?
Te explicamos a detalle el segundo dogma mariano: La Perpetua Virginidad de María.
Es escritora católica y creadora del sitio web Ediciones 72, colaboradora de Desde La Fe por más de 25 años.
Que la Iglesia afirme como verdad de fe que María es siempre Virgen, tal vez a alguien le parezca un concepto sobrevalorado en la antigüedad que ya no tiene importancia. Pero la tiene, y mucha. Veamos por qué:
2. Segundo dogma mariano: La Perpetua Virginidad de María. Definido por el Papa san Martín I, en el Concilio de Letrán, año 649.
Como se mencionó en el artículo anterior, los dogmas católicos tienen siempre base bíblica. En este caso, el Evangelio según san Mateo revela que María engendró un Hijo por obra del Espíritu Santo (ver Mt 1, 20), y que en ella se cumplió la profecía de Isaías que anunciaba que una virgen concebiría y daría a luz un hijo (ver Mt 1, 22-23). Y en el Evangelio según san Lucas, María afirma que es virgen cuando el Ángel le anuncia que el Espíritu Santo descenderá sobre Ella y concebirá al Hijo de Dios (ver Lc 1, 26-35).
También se comentó que los dogmas marianos revelan algo esencial sobre Jesús. Del segundo dogma dice el Catecismo de la Iglesia Católica que “Jesús fue concebido en el seno de la Virgen María únicamente por el poder del Espíritu Santo…la concepción virginal (es) signo de que es verdaderamente el Hijo de Dios.” (CCE #496). Es decir, la virginidad perpetua de María revela la divinidad de Jesús. Para profundizar en este tema lee: CCE#497-511.
Hay quien acepta que María fue virgen antes de dar a luz a Jesús pero duda si lo fue después. Para aclarar su duda hay al menos 6 argumentos, bíblicos y de sentido común:
1. ¿Por qué el Evangelio menciona a hermanos y hermanas de Jesús (ver Mc 6, 3)?
La palabra se usaba también para primos, tíos y sobrinos. Por ej: en Gen 12,5 dice que Lot era sobrino de Abraham, y en Gen 13, 8, Abraham llama “hermano” a Lot.
El Evangelio menciona a Santiago, José, Judas y Simón como “hermanos” de Jesús, pero después aclara que son hijos de otra María (ver Mc 15, 40).
2. ¿Por qué el Evangelio dice que José no tuvo relaciones conyugales con María “hasta que dio a luz” (Mt 1,25)?
En la Biblia decir “hasta” no siempre implica cambio o final. Por ej: al afirmar Dios: “hasta vuestra vejez Yo seré el mismo” (Is 46,4), no anuncia que luego cambiará, pues es Inmutable. Y al prometer Jesús: “Yo estoy con vosotros hasta el fin de los tiempos” (Mt 28, 20), no anuncia que un día nos dejará.
3. ¿Por qué desde la cruz, Jesús encomendó a María al Discípulo amado (ver Jn 19, 26-27)?
Porque no tenía hermanos, o la hubiera encomendado a ellos.
4. ¿Qué otro uso tenían los vasos sagrados empleados en el Templo para el culto divino?
Ninguno. Y dicen los Padres de la Iglesia dicen que si a dichos vasos se les tenía por sagrados y no se les daba ningún otro uso, con mayor razón el vaso más sagrado que ha habido, el vientre virginal de María, que albergó al Hijo de Dios, debía permanecer intacto.
5. ¿Qué cabía esperar de José, humilde y obediente?
Cuando José, que conocía la profecía de Isaías y la pureza que irradiaba María, comprendió que había sido la elegida para concebir al Mesías, no se sintió digno de participar en el plan de Dios. Él tuvo que enviarle un Ángel a pedirle que no temiera tomarla por esposa por haber Ella concebido por obra del Espíritu Santo. Es evidente que cuando José supo que Dios preservó la virginidad de María, supo que esperaba que él la preservara también.
6. ¿Era razonable que María tuviera al menos seis hijos más?
No. Esos 4 hermanos y varias hermanas mencionados en el Evangelio eran sus primos.
María y José, que sabían que compartían el grandísimo honor y responsabilidad de criar al Hijo Único de Dios, no quisieron tener otros hijos que les hubieran robado constantemente su tiempo y atención. Se dedicaron por completo a Jesús.
Cabe añadir que la virginidad de María no es sólo física, también espiritual. Su alma no se dejó poseer por nadie ni nada, no la penetró el mundo con sus propuestas engañosas. Se dedicó por completo a amar y servir a Dios.
Pidámosle nos ayude a imitar su pureza para que, como Ella, dediquemos nuestra existencia a hacer sólo lo que a Dios le agrada.