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COLUMNA

Ángelus Dominical

¡Hagámonos pobres buscando a Dios!

LA JORNADA MUNDIAL de los pobres ha sido instituida y alentada por el Papa Francisco apenas en 2017 (este año será la octava ocasión), tiene lugar el domingo anterior a la Solemnidad de Cristo Rey, con la que se concluye el año litúrgico, y este año es justamente hoy, 17 de noviembre… HAY QUE RECORDAR […]

17 noviembre, 2024

LA JORNADA MUNDIAL de los pobres ha sido instituida y alentada por el Papa Francisco apenas en 2017 (este año será la octava ocasión), tiene lugar el domingo anterior a la Solemnidad de Cristo Rey, con la que se concluye el año litúrgico, y este año es justamente hoy, 17 de noviembre… HAY QUE RECORDAR que una de las finalidades de esta jornada es acercarse a los más necesitados con un corazón abierto (promoviendo una cultura del encuentro), haciendo lo posible por subrayar su gran dignidad como hijos de Dios (cancelando las actitudes de descarte y derroche), buscar caminos para resolver su necesidad más que para ofrecer sólo una dádiva pasajera (apostándole a la promoción más que al asistencialismo)… LA POBREZA EVANGÉLICA -no está por demás decirlo- consiste en la aceptación de nuestra condición humana limitada y frágil, siguiendo los pasos de Jesús-pobre, que se hizo como uno de nosotros para enseñarnos a llegar hasta Dios Padre-de-todos; de ahí que la fraternidad y cercanía con quienes están marcados por cualquier tipo de pobreza, nos ha de llevar a una comunión más estrecha, dictada ya desde el origen, cuando Dios hizo el cielo y la tierra para todos los hombres… SIN TEMOR A EQUIVOCARME, puedo decir que la intención del Papa Francisco al instituir estas jornadas, no tienen como propósito sentirnos los “buenos” que socorren, ni los “bienportados” que sabemos hacer lo correcto, ni darnos por “justos” lavando nuestra conciencia al dar solo lo material sin poner ahí el propio corazón siempre necesitado de abrirse a quien más sufre… SI EL VERDADERO POBRE es el que busca y clama a Dios, estas jornadas nos deben mover a buscar y encontrar a Cristo mismo en el hambriento, el sediento y el desnudo (desempleados, descartados, desahuciados), en los forasteros y peregrinos (desterrados, desplazados, desprotegidos), en los presos y enfermos (aislados, asilados, lisiados); ¡hagámonos pobres buscando y clamando a Dios!… SI BIEN TENEMOS UNA FECHA concreta para tal jornada, es necesario resaltar que la Iglesia -en tantos lugares y de variadas formas- sigue teniendo en el centro de su actuar la atención a tantos necesitados: ahí están escuelas en tierras de misión, dispensarios médicos en barrios marginales, comedores comunitarios para indigentes y migrantes, asilos, orfanatorios, apoyo a presos, atención a personas con capacidades diferentes, cooperativas de consumo, promoción de indígenas, socorro a desplazados… TALES Y TANTAS ACCIONES hay que se desarrollan bajo la dirección de diócesis, de congregaciones religiosas, de organizaciones de laicos, de iniciativas particulares y hasta meramente familiares: ¡tú mismo has cooperado con una despensa en tu parroquia, con la colecta en favor de una familia en duelo, con los pañales para un anciano o para el bebé de una madre soltera!… HAY UNA ORGANIZACIÓN de alcance mundial (su título es “Ayuda a la Iglesia necesitada”) que desde el año 2015 ha promovido una “Semana Roja” (Red Week), en donde se pretende llamar la atención sobre la situación de cristianos perseguidos en cualquier parte del mundo; y como una acción concreta se iluminan -en rojo- monumentos y templos de diversos países (el Cristo Redentor en Río de Janeiro, el Coliseo en Roma, muchas catedrales y santuarios)… TENIENDO COMO REFERENCIA -también- la Solemnidad de Cristo Rey, la semana que va del 17 al 24 de noviembre es la indicada para las diversas acciones que se sumen a la defensa de la libertad religiosa y a la situación de perseguidos a causa de la fe en Cristo; ojalá que te conectes -vía internet- a alguna conferencia o a un momento de oración que por ahí aparecerá, sin duda… AUNQUE SEA POCO CONOCIDA esta actividad, no estaría mal que en tu propio hogar enciendas una luz roja (una veladora o un foco) en la mesa de tu comedor, en la ventana de tu casa, ante la imagen de Cristo sufriente, recordando la sangre de cristianos que se derrama a causa de su fe, evocando la Sangre de Jesús que se derramó para salvación de los hombres…