El Jubileo de la Esperanza

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COLUMNA

Ángelus Dominical

A semejanza de los ángeles

Ni tú ni yo somos ángeles, pero bien nos caería imitarlos como mensajeros y actores de soluciones útiles y generosas

10 enero, 2025

CADA ÁNGEL, POR DEFINICIÓN, es mensajero, enviado para comunicar buenas noticias; y aunque en el libro del Apocalipsis algunos ángeles tienen la tarea de tocar trompetas que preceden a alguna calamidad, hay que entender que toda la escena se enmarca en un proceso de crecimiento y purificación, de preparación para la proclamación de Cristo como Señor y Rey… MUY DOLOROSO QUE al hablar hoy de “Los Ángeles”, la imagen que nos viene a la cabeza son los devastadores incendios que siguen asolando el sur de California, y hay que decirlo con claridad: nada que ver con falsas aplicaciones de profecías y/o castigos divinos por quién sabe cuántos pecados… SI AFIRMAMOS QUE Dios está para darnos un castigo, desde hace siglos de siglos nos habría dado una partecita de nuestra merecida sanción y no habríamos quedado para contarlo; si algo define y es propio de Dios, es su misericordia infinita, que no lleva cuenta de nuestros pecados… EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN, el acontecimiento central consiste en la Encarnación del Verbo Eterno de Dios, enviado para salvarnos, y desde ese punto focal hemos de ver, interpretar y esperar el resto de acontecimientos directos e indirectos, así como los pasados, presentes y futuros, y aunque muchos nos duelan y cuestionen, forman parte de un todo siempre claro: Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tim 2, 4)… A MUCHOS SE NOS VA la vida pidiéndole a Dios lo que nos parece mejor y conveniente -¡y no está mal!-, pero se nos olvida que Él ya nos ha mostrado lo que en verdad es mejor (no sólo lo que parece) y lo que es más conveniente (nuestras “conveniencias” siempre son muy parciales y limitadas); así que no fue cosa pequeña que Jesús nos enseñó a pedir la ejecución de la voluntad divina, muy por encima de nuestro parecer e interés… QUE SI LE PEDIMOS tener trabajo y luego ponemos pretextos para no ir a laborar, que si le pedimos salud y es lo primero que descuidamos comiendo como si fuera el fin del mundo y bebiendo como si fuera a comenzar de nuevo, que si le pedimos que los hijos vuelvan a casa y luego ya queremos que desalojen rápido, que si le pedimos que nos conserve a nuestros padres y abuelos pero se nos olvida que todos envejecemos y terminamos siendo carga insoportable… LO QUE ESTÁ SUCEDIENDO en Los Ángeles no es para que le pidamos a Dios que por obra milagrera y facilona se acabe en un tris, sino para seguir atentos y no descuidar tantas responsabilidades y tareas; y aunque la naturaleza tenga sus propios ritmos y ciclos ordinarios (sequías, terremotos, ciclones, etc.), hemos avanzado en la previsión y solución ante tales calamidades… A SEMEJANZA DE LOS ÁNGELES del cielo, agucemos cada quien los propios sentidos para mejorar las circunstancias próximas, para prever el problema y tener claro un camino de solución; no nos vaya a suceder que –en tonta fantasía- imaginemos que no nos va a suceder jamás tal o parecida calamidad y al rato no sepamos ni para donde correr, ni en donde detenernos, ni con qué solucionar y/o sanar lo acontecido… VA MI PENSAMIENTO a tantos antepasados que ya sufrieron “las de Caín” y nos dejaron experiencia que luego desaprovechamos, también va mi memoria a quienes investigaron o descubrieron tal remedio y ojalá no la minusvaloremos; si hemos llegado –como humanidad- a este grado de desarrollo y civilización, ojalá no nos durmamos en nuestros laureles ni nos apoltronemos en nuestro egoísmo, viendo cómo otros sufren para regodearnos en nuestra indiferencia, ¡no!… NI TÚ NI YO SOMOS ÁNGELES, pero bien nos caería imitarlos como mensajeros y actores de soluciones útiles y generosas, bien estaría que ya ensayáramos aquí lo que esperamos en el cielo, mucho mejor sería nuestro paso por este mundo si volamos –como ángeles- para prevenir y remediar lo que tenemos cerca y lejos, lo próximo en el presente y lo lejano en el futuro; desde aquí nuestra oración y cercanía por los que sufren dichos incendios y cualquier otra calamidad…