Ritual para encender la Corona de Adviento 2024
Encender las velas de la Corona de Adviento es una de las tradiciones que nos prepara para Navidad. Te decimos cómo hacerlo.
Un ritual para encender la Corona de Adviento puede ser una hermosa tradición que ayuda a celebrar y prepararse espiritualmente para la temporada navideña.
Tenemos tradiciones muy bellas para preparar la Navidad: poner el nacimiento, las posadas, las pastorelas, los villancicos y, por supuesto, encender las velas de la Corona de Adviento.
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¿Cómo es la tradición de la corona de Adviento?
La Corona de Adviento es una costumbre europea que propicia la oración en familia en torno a Cristo. Una corona de pino, adornada con motivos navideños y con cuatro velas (tres moradas y una rosa) que nos sirve para encender una vela cada domingo de Adviento y sentir que poco a poco se van disipando las tinieblas ¡hasta que se enciende Cristo, luz del mundo!
La Corona se lleva a bendecir a la Iglesia el primer domingo de Adviento y después se coloca en un lugar digno de la casa, la mesa del comedor por ejemplo, y en torno a ella se reúne la familia a hacer oración.
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Oración para encender la Corona de Adviento
Canto: Pueden cantar un villancico o poner una grabación y tratar de seguirla todos juntos.
Jefe de la casa: En esta familia amamos al Niño Jesús y por eso queremos prepararnos debidamente a su santo nacimiento. Que este momento de oración que hacemos en familia nos ayude a tener nuestro corazón mejor dispuesto para que Jesús nazca en nuestros corazones en esta Navidad.
(En seguida uno de los miembros de la familia enciende solemnemente la vela correspondiente, de tal forma que cada domingo se encienda una nueva vela que se unirá a la luz de las demás que se han encendido)
Aclamación: ¡Ven, ven, Señor, no tardes!
Todos: ¡Ven, ven, que te esperamos!
(Aplausos)
Lectura: En seguida otros miembro de la familia lee una lectura del Evangelio:
Primer domingo de Adviento
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (Lc 21, 25-28. 34-36) – 1 de diciembre
Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria. Cuando estas cosas comiencen a suceder, enderécense y levanten la cabeza, porque está cerca su liberación.
Tengan cuidado, no sea que se les endurezca el corazón por el vicio, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida. De otra manera, aquel día caerá de improviso sobre ustedes, pues vendrá como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra. Manténganse despiertos y oren para que puedan escapar de todo lo que está por suceder, y presentarse delante del Hijo del hombre
Segundo domingo de Adviento
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (Lc 3,1-6) – 8 de diciembre
El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba la Judea, siendo Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Filipo tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene, bajo el pontificado de Anás y Caifás, Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto. Este comenzó entonces a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro del profeta Isaías:
«Una voz grita en desierto:
Preparen el camino del Señor,
allanen sus senderos.
Los valles serán rellenados,
las montañas y las colinas serán aplanadas.
Serán enderezados los senderos sinuosos
y nivelados los caminos desparejos.
Entonces, todos los hombres
verán la Salvación de Dios».
Tercer domingo de Adviento
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (Lc 3, 10-18) -15 de diciembre
Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos? Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo. Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? Él les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado. También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.
Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo, respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo.
Cuarto domingo de Adviento
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (Lc 1, 39-45 ) – 22 de diciembre,
En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá; y entró en casa de Zacarías, y saludó a Isabel, y aconteció que cuando oyó Isabel la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Isabel fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.
Padre Nuestro…
Rito de la paz
Señor Jesucristo que viniste a traer tu paz al mundo, danos tu paz. (Se dan la paz con un beso, o un abrazo).
Ofrecimiento:
(Preparamos la Navidad con nuestra oración, pero también con nuestras obras buenas. En este momento cada miembro de la familia ofrece hacer una buena obra en esta semana, dice cual y la anotan en un papelito. Si la obra buena se cumplió se coloca el papelito en la cuna del Niño Jesús en el nacimiento, como paja calientita que acogerá al Niño en la Navidad.)
Oración final:
Que nuestras responsabilidades terrenas no nos impidan, Señor, prepararnos a la venida de tu Hijo, y que la sabiduría que viene del Cielo nos disponga a recibirlo y a participar de su propia vida. Por nuestro Señor Jesucristo… Amén.
Canto: Villancico.